Existe la posibilidad de que en algún momento debamos remolcar o ser remolcados. Es importante saber cómo actuar, para hacerlo con seguridad y sin dañar a ninguno de los dos barcos implicados en la operación
La situación de remolque suele presentarse por motivos de avería y, por desgracia, también por falta de combustible. Como lo primero le puede pasar a cualquiera, sería conveniente detenernos a pensar cómo amarraríamos un cabo para ser remolcados o para dar remolque a alguien, y en qué punto del barco. Ante todo, es bueno tener a bordo un cabo pensado inicialmente para esta posibilidad, con una capacidad de carga importante, elasticidad para poder minimizar los tirones en caso de que hubiera oleaje, y cierta longitud para poder tomar la distancia adecuada con libertad. Es preferible pecar de cabo largo que corto para poder ejecutar la operación sin necesidad de unir cabos. Además, debería ser preferiblemente flotante y, en su defecto, prever la posibilidad de poner en su extremo algo que flote para que pudiera ser recogido en el mar por el barco auxiliador en caso de fuerte oleaje.
Conocer nuestras posibilidades
En circunstancias de mar en calma, por ejemplo, un barco pequeño puede ofrecer su ayuda a un barco de mayor eslora y desplazamiento en un momento puntual, para entrar a puerto o realizar un trayecto corto. Obviamente, si las circunstancias del mar varían, el barco pequeño (de poca potencia) nunca podrá con uno que le doble en desplazamiento, debido a la potencia extra necesaria que debería tener para compensar la fuerza del viento en el barco remolcado y sobre él mismo. Ante esto, debemos procurar que alguien de la zona con mayores posibilidades nos sustituya. Por otro lado, remolcar un barco siempre implica un gasto adicional de combustible. Por tanto, en función de nuestras reservas de combustible, podremos dar o no remolque. La idea es no sumar un nuevo problema a la situación.
Cómo maniobrar
En caso de buen tiempo, si tenemos que dar remolque a alguien basta con acercarnos al barco y pasarnos un cabo de remolque sin más. En cambio con mal tiempo, es decir, con oleaje, otra opción (si el lanzamiento de un cabo resultara infructuoso) es arrastrar en el agua el cabo de remolque con un objeto flotante en su extremo para que pueda ser recogido sin problemas al pasar cerca del barco, evitando así aproximaciones peligrosas.
Dónde amarrar el cabo
Es imprescindible conocer de antemano cuáles son los puntos adecuados donde amarrar el cabo para remolcar o para ser remolcados sin que se produzcan daños. En un velero con palo pasante, la base del palo es la mejor opción como punto sólido para atar un cabo. Para ello deberemos desdoblar la fuerza sobre él mediante dos cabos atados al cabo principal de tiro, que deberán ir atados a las cornamusas. En los palos que descansan sobre la cubierta no es una buena opción, ya que un estirón podría desencajarlos de su apoyo. Tampoco es adecuado hacer firme en el herraje donde se arraiga el stay o en el de la roldana del fondeo, ya que son zonas concebidas para soportar cargas en una determinada dirección y no precisamente de la proveniente del tiro de un remolque desde el exterior.
Si el mar ofrece unas condiciones tranquilas, otra posibilidad sería en el tambor del winche, siempre y cuando ayudemos con dos cabos más a repartir la fuerza de tiro del cabo de remolque. Para ello, basta con hacer dos ballestrinques con un cote de seguridad en el cabo principal para evitar que se corran y afirmarlos en cada una de las dos cornamusas de las amuras. Es importante no olvidar que el cabo principal siempre pase por debajo de los balcones de proa, a ser posible por las gateras o la roldana de fondeo. No atar nunca ningún cabo en la base de los obenques o del stay.
Otra opción muy recomendable es crear una “pata de gallo” uniendo por el exterior de la proa las dos cornamusas mediante un cabo para fijar en él el de tiro.
Otras opciones
Un truco interesante es dotarnos de una “pata de gallo” de seguridad mediante un cabo de mena gruesa con dos gazas para que puedan ser colocadas en las cornamusas del través del barco y cuyo punto de tiro se sitúe en la roldana. En los barcos de motor, especialmente los deportivos, la forma más idónea es confeccionar la “pata de gallo” mencionada uniendo las dos cornamusas de la proa. En algunos barcos puede haber una única cornamusa ubicada en la crujía. Para evitar el sobreesfuerzo en este único punto, la alternativa sería amarrar en las dos cornamusas que probablemente tenga en ambos lados el barco. En las lanchas, no es recomendable arrastrar a otro barco amarrando en el punto de anclaje del espejo de popa o en el mástil que sujeta la línea para hacer esquí, porque son débiles.
Llevando las cosas al extremo, por ejemplo que se rompan las cornamusas de proa, se ha solventado la situación, tanto en veleros como en barcos de motor, afirmando el remolque en cualquier elemento tipo viga por dentro de la escotilla de proa.
Longitud del remolque
La longitud del cabo deberá ser la suficiente para garantizar la maniobrabilidad del remolcador. Con buen mar y cerca de la costa cualquier longitud es buena, aunque se recomienda que tenga una distancia mínima de dos a cuatro esloras. En alta mar, aunque el tiempo sea bueno, debe dejarse una mayor longitud en previsión de un hipotético cambio de tiempo. En caso de existir oleaje, lo ideal es que la distancia sea la suficiente para hacer coincidir los dos barcos en las crestas o en los senos de las olas para evitar los “tirones”. En estas circunstancias es muy recomendable, por no decir imprescindible, instalar un peso en la catenaria (seno del remolque) para suavizar los estirones del cabo.
Inicio de remolque
Una vez fijado el remolque, cosa que se anunciará con los brazos en alto cruzando las muñecas, se empezará a dar avante con poca velocidad para ir templando el cabo. Una vez tenso y cuando el barco remolcado esté alineado con nosotros, se podrá ir incrementando la velocidad de arrastre. Recordemos que el momento crítico del remolque de un velero es el instante en que precisamente éste no está alineado o en la misma dirección que el remolcador. Por tanto, los primeros instantes del tiro deben hacerse con una gran suavidad, ya que la quilla ofrece inicialmente mucha resistencia. Una vez el barco en línea y con inercia, éste se mostrará mucho más ligero. Es recomendable que alguien se quede a la caña para que no se salga de la estela del remolcador y ofrezca la mínima resistencia.
Los barcos de planeo y semi desplazamiento de eslora pequeña o mediana no suelen presentar mucha resistencia a la hora de ser remolcados, ya que su carena presenta una “V” moderada y su calado es menor que los veleros o los barcos de desplazamiento. Para reducir la fricción con el agua, es conveniente levantar los motores fuera de borda. Si ello no es posible, dejar en punto muerto el motor para que las hélices giren y ofrezcan la menor resistencia. Naturalmente, en los barcos con transmisión mediante eje también es importante que alguien se quede al timón para mantener el barco alineado con el remolcador.
La inercia
Cuando un barco es arrastrado queda totalmente en manos del criterio del barco remolcador, ya que éste no tiene capacidad de maniobrar por sí mismo. Por tanto, siempre se debe remolcar a velocidad moderada. Llegando a puerto, el difícil control de la inercia lo debe ejercer con prudencia el remolcador, aminorando gradualmente la velocidad para ir reduciendo la inercia del remolcado con antelación. En esta fase de aproximación a puerto conviene fijarse en el viento y su dirección, ya que éste puede ayudarnos o molestarnos mucho a la hora de ir frenando la embarcación remolcada. Lo ideal sería disminuir la velocidad navegando a contra viento.
Otras formas de remolque
Maniobrar con un barco a remolque “en flecha” (es decir, tirando de su proa) dentro de un puerto es complicado. Para estas ocasiones, lo mejor es abarloar el barco remolcado al nuestro con la debida protección de las defensas. El timón del remolcado se pondrá entonces ligeramente a la banda del remolcador. El remolcador deberá maniobrar con suavidad y saber que su propia maniobrabilidad quedará muy restringida, especialmente en los remolcadores de un solo motor.