El que no sepa de barcos debe asesorarse, ya que una mala adquisición se puede convertir en una pesadilla porque va a ser casi imposible la reventa. En todo caso, antes de comprar una embarcación de segunda mano, ésta debe revisarse minuciosamente. Si al vendedor no le gusta tanta meticulosidad, le puede decir: “No hay problema, yo reviso a medias y usted, a cambio, me baja al precio a la mitad”
Existen en Venezuela empresas especializadas –entre otros servicios náuticos- en revisar barcos. Inspeccionan el estado del casco, sea de metal, fibra o madera, y exigen que se desmonten unos cuantos pernos de la quilla y se desarbole el mástil para asegurar que no hay corrosión en el aluminio escondido bajo la carlinga.
Aparte de informar al comprador, que conocerá los defectos que se esconden en su futuro barco, asesoran en fijar el precio de un barco en caso de litigio o en los accidentes que ameriten reparación, para proteger al usuario contra la peritación a la baja de las compañías de seguros. Otro método más familiar, es que un “pana” que sepa más que usted de embarcaciones lo asesore.
Vemos entonces punto por punto:
Interior
Baño: Revisar cómo funciona la bomba, manual o eléctrica. Controlar la estanqueidad de las mangueras y llaves de paso. Verificar que el inodoro esté firmemente anclado al piso, al hacer fuerza hacia arriba con la bomba manual, todo el conjunto se puede mover, y las mangueras se descolocan. Revisar lavamanos y duchas.
Mesa de navegación: comprobar el estado del mueble, si cierra bien su tapa, si no hay manchas de humedad o madera deteriorada.
Tablero eléctrico: No debe presentar humedad y oxidación, puede desmontarse y observar su interior. Chequear conexiones en las cajas repartidas por el barco. Controlar si funcionan las llaves de corte del tablero principal y todos sus elementos: luces interiores y exteriores, bombas de achique e instrumentos como: V.H.F., ecosonda, anemómetros, etc. El cargador puede dar poca potencia, no generando una buena carga a la batería, que sumado a pérdidas de tensión por instalaciones defectuosas harán que la misma se agote rápidamente. Esta revisión debe hacerse con un tester. Ojo con cables que salen de un lugar desconocido a otro más misterioso, y cuya misión resulta indescifrable, pero que si se eliminan, encenderán la mitad de las luces y algunos instrumentos.
Revisar baterías y cargadores externos si se incluyen como parte del equipo. Sacar las tapas para observar el nivel de agua destilada y hacer un cortocircuito con un cable grueso, uniendo el borne positivo con el negativo; ver si se produce burbujeo; de ser así, el vaso donde se observe, estará en corto y la batería no tendrá arreglo ya que no retendrá la carga. Consultar un electricista; los problemas no se detectan a simple vista.
Sentina: Es común algo de agua en la sentina, pocos barcos son absolutamente secos. Si el agua es transparente es probable que sea de lluvia, que penetra por fisuras en cubierta, por uniones de candeleros, tambuchos, fogonadura, ventanas, etc. Las filtraciones son fáciles de solucionar con sellador. Otra razón de agua limpia en la sentina es por pérdidas de los tanques de agua dulce; revisarlos junto con las conexiones y canillas. Si hay agua de río o de mar (salada) en la sentina, la filtración puede provenir de la línea del eje, la bomba de agua del motor, los bulones del quillote si están flojos, las tomas de agua para refrigeración del motor, circuito del baño, transductor de la ecosonda o corredera, etc. En estos casos, conviene sacar el barco a tierra. Si el agua de la sentina está manchada con grasa o aceite, indica pérdidas del motor o de la grasera que lubrica los cojinetes.
Tanques: De agua o de combustible, verificar que no tengan movimiento, para que las mangueras no se zafen. Ver si presentan puntos de oxidación y comprobar como están en el interior (si el tanque tiene gasoil y estuvo mucho tiempo estacionado, se forman algas, que obstruyen circuitos y filtros).
Carpintería: deben encajar bien en sus posiciones (puertas, tapas, armarios, etc.) Ver si hay en las bases de los muebles de contra chapado trazas negras de humedad, síntoma de que el barco se llenó de agua en algún momento
Debajo de las colchonetas: Manchas de humedad indican filtraciones. Revisar el interior de los tambuchos.
Cadenotes en el interior del casco: Es donde se hacen firmes los tensores de obenques y estay. Si están abulonados, ver que se encuentren bien firmes. Si se hallan laminados dentro del casco, observar si hay signos de debilitamiento y si la fibra presenta grietas.
Cocina: Revisar horno, hornillas y circuito de gas, comprobar si hay pérdidas en mangueras y empalmes; utilizar una solución de agua con jabón en todos los posibles puntos de fuga y controlar que no formen burbujas, lo que indica pérdida de gas. Revisar el circuito de agua en la cocina, comprobar funcionamiento de válvulas y canillas. Ver los cierres herméticos de la nevera; una vez funcionando, bastan 10 minutos para comprobar si enfría bien.
Escotillas: Verificar la estanqueidad y el estado de las juntas de gomas.
Motor: Consultar un mecánico de confianza; son muchos los puntos a tener en cuenta, como:
- El aceite, su viscosidad y color (si no está negro, quiere decir que lo han cambiado expresamente para la visita, lo cual es sospechoso…).
- Verificar que el aceite no presente trazas de emulsión (un aceite blanco y cremoso), cosa que ocurre cuando el circuito de agua de refrigeración se comunica con el aceite. Si esto sucede, el motor puede estar dañado.
- Chequear la bomba de agua, desmontar la tapa para ver el estado del rotor. Con el motor funcionando, verificar que el circuito de refrigeración no pierda agua.
- Observar los filtros.
- Revisar la bomba de combustible, buscar posibles pérdidas.
- Examinar el burro de arranque, hacerlo girar con el encendido para ver si está empastado, y manualmente para comprobar que no se engrane.
- Revisar la tensión de las correas.
- Examinar el eje, los cojinetes, y la bocina; verificar que estén lubricados y sin manchas de óxido, lo que indica que el motor ha trabajado bajo el agua, o que por la bocina entra mucha y salpica.
- Si tiene caja reductora, acceder a su interior, mediante tapas de registro que suelen tener, verificar el estado de la grasa, que no presente partículas metálicas, lo que indica que hay piezas que se están desgastando por fricción.
- Observar si arranca sin problemas. Revisar el colector y el circuito de escape y ver si hay escapes. Poner el motor a un régimen alto, verificar el humo, si es negro, comprobar la compresión y revisar los inyectores, pero es un trabajo caro y pesado. Ver si el cargador de baterías funciona. Con el barco bien amarrado, meter las marchas tanto hacia adelante como hacia atrás y comprobar el funcionamiento del sistema. Vigilar la temperatura. Revisar la bomba de agua para descubrir posibles pérdidas.
- Si es fuera de borda: Ver el estado del espejo de popa, detectar rajaduras o deformaciones, revisar el estado de cables de dirección y cambios. Probar que los sistemas de power trim y automixing funcionen.
Exterior
Unión del casco con la quilla: Si presenta una fisura en la pintura, es normal si se trata de lastres atornillados. Esperar que el casco se seque y ver si gotea agua desde el interior, conviene dejar el barco en el varadero un par de días. Revisar en la obra viva la presencia de burbujas en la superficie, lo que indica ósmosis. (Ver Mundo Náutico Nº 4: Nov-dic 2005).
Timones: Revisar si la pala tiene mucha flexión; dar un buen golpe en el extremo. Agitar para ver si el juego del eje del timón con el buje es grande.
Líneas de ejes: Ver que el cojinete de salida no presente juego, lo mismo respecto de la pata de gallo, comprobar que se encuentre firmemente anclada al casco.
Hélices: Ver cómo se encuentran las palas, si los bordes presentan roturas, lo que indica que han tocado fondo, verificar también las chavetas y tuercas que sujetan las hélices, las cuales deben estar firmes para evitar pérdidas. Revisar si hay golpes en el casco y en la quilla si es velero, verificando que no esté revirada por alguna varadura violenta. En barcos muy viejos, es posible que el eje del timón y de la hélice esté picado en zonas que no se pueden ver si no se desmonta el conjunto. Si tiene timón de rueda, revisar bajo cubierta y verificar que los guardines se encuentren bien y sin rozamientos. Revisar conexiones del interior al exterior, como: sensores de instrumentos, tomas de agua, etc. En la obra muerta, revisar estado general del gelcoat o de la pintura. Si el casco es de madera, la revisión debe ser meticulosa Ciertas partes estructurales en mal estado comprometen la seguridad de la embarcación: Quilla, cuadernas, varengas.
Revisión en navegación
Comprobar la aceleración y el comportamiento del casco y la maniobrabilidad, a velocidad reducida y a toda máquina.
Cuidar que no haya movimientos en la zona de los cadenotes y, sobre todo, escuchar los ruidos. Los barcos construidos con contramolde crujen cuando la piel interior no está bien pegada a la exterior. Al navegar con viento y algo de olas es como mejor se descubre ese defecto. Algunos crujidos, debidos a un mamparo que flota en su encaje, no presentan gravedad. Un continuo crujir repartido por los fondos del barco se puede atribuir a una estructura debilitada. Mirar los pernos de la quilla y comprobar si se mantienen secos y sin movimiento. Revisar el buje del timón, que se encuentra escondido en la popa, comprobar su estanqueidad y rigidez y, si se trata de una transmisión de rueda buscar rozamientos o juegos en el sistema de poleas, y el estado de los guardines para ver si están pelados.
En el caso de un velero
Revisar los molinetes, cómo giran, si están trabados, desarmarlos y si es por falta de uso o rotura de engranajes. Ver estado de las bisagras de los tambuchos, donde el plástico sufre el peso de la tapa y la fibra tiende a presentar rajaduras. Revisar si la cubierta está firme. Si es tipo sandwich, pisar con fuerza y comprobar que no este deslaminada, lo que se detecta por hundimiento del piso. Observar que no haya grietas en las bases de los candeleros y otros herrajes, que indica debilitamiento del estratificado. Revisar estado y funcionamiento de herrajes sobre cubierta, prestar atención a landas y tensores. Revisar estanqueidad interior del carril en vela de proa, molinetes eléctricos, y fondeos que entreguen con el barco. Si la cubierta es de baldeo, ver los listones de madera y las juntas de goma.
Observar el mástil desde la carlinga hasta el penol, tratando de descubrir corrosión en el aluminio. Si es de madera, buscar podredumbre en la base donde apoya con la carlinga. Un mástil en buenas condiciones no presenta grietas profundas, que humedecen la madera.
Ver la botavara y el tangón, sea de aluminio o madera. Prestar atención a landas y tensores, revisar los arraigos del estay popel y proel, así como de los obenques. En el tope del palo, revisar el giro de las roldanas de las drizas y amantillo, y todo elemento que se encuentre en ese lugar como: Luz de tope, veleta, anemómetro, antena del V.H.F, etc.
Ojo en las alturas con las crucetas y sus arraigos. Revisar el estado de la jarcia fija: Obenques, estay, etc. tener en cuenta si los cables son de acero inoxidable o galvanizado (la vida útil de un cable de acero inoxidable es de aproximadamente 10 años). Ver cómo se encuentra escotas, drizas, etc. Comprobar cómo funciona el enrollador de la vela de proa, y su arraigo en cubierta y en el tope del palo. Izar las velas para comprobar el funcionamiento de la maniobra. Ver en qué estado se encuentran las velas, desplegarlas sobre cubierta: costuras, refuerzos, zonas desgastadas a la altura de las crucetas. Ollaos de los puños, fundas de los batens de la mayor, medidas de grátil y pujamen. Con las velas de más de 10 años, nunca se sabe. Revisar cubre velas y toldilla si la entregan como parte del equipo.
En la prueba ver cómo se portan las velas, molinetes y demás herrajes.