- Recuerde que la capacidad de carga de un trailer debería superar en un 20 % el peso combinado de la embarcación más el trailer. No lo sobrecargue.
- Asegúrese de que el peso esté repartido convenientemente, con el 5 al 10 % de la carga total (embarcación más trailer) sobre la cupla de enganche.
- Verifique que la cupla de enganche, y la bola sean anti-vuelco y de la misma medida.
- Además del enganche, debe contarse con cadena de seguridad. Examínela en busca de eslabones abiertos u oxidados.
- El trailer debe estar equipado con cauchos especiales para trailers, controle su estado general, el dibujo y la presión.
- Si la eslora es superior a 5,5 metros, debe tener frenos; verifique su correcto funcionamiento.
- Verifique que los rodillos giren libremente y los enganches estén firmes.
- Asegure bien la embarcación al trailer con cabos o, mejor, con cintas a criquet.
- Verifique el correcto funcionamiento de las luces de posición, giro y stop.
- Asegure bien la carpa para que no flamee ni embolse aire durante el viaje.
- No use el tráiler para llevar equipaje. Lleve los elementos pesados de la lancha (por ejemplo la batería) en la maleta del carro, y dentro de la embarcación cosas livianas como ropa.
- Asegúrese de que el seguro de responsabilidad civil está vigente e incluya el transporte del trailer.
- Cuide a la cuña del enganche, si la pierde no podrá volver a utilizarlo hasta conseguir otra. No la deje colocada cuando sale a navegar, guárdela en la guantera del vehículo.
- No lleve personas ni animales a bordo de la embarcación.
- Recuerde llevar siempre la pata levantada, con una bandera roja y blanca en su extremo. Si puede retire la hélice y llévela envuelta en el baúl.
- Conduzca a velocidad moderada.
- Sea muy cuidadoso en las maniobras; no gire bruscamente o demasiado cerrado a velocidad. Tenga especial prudencia en las maniobra marcha atrás.
- Haga un chequeo del estado general de la pintura, y si hay lugares oxidados repárelos y repinte, un trailer en mal estado representa un peligro potencial en la ruta.
Recomendaciones para el uso de trailers
julio 5th, 2011El casco de la embarcación
julio 5th, 2011No es necesario saber con exactitud cómo está construido un casco, aunque es importante conocer sus puntos débiles, es decir, aquellos que hay que inspeccionar en el momento de adquirir el barco y revisar más tarde cuando ya estemos utilizándolo. Asimismo, es conveniente que seamos capaces de llevar a cabo un mantenimiento rutinario, y poder realizar nosotros mismos algunos trabajos y recuperaciones a bordo, por ejemplo, si se produce una vía de agua
De modo general, cualquiera que sea el material utilizado en la construcción del casco, las uniones, los refuerzos y las superestructuras tiene siempre unos puntos determinados que es necesario vigilar. Asimismo, hay que tener cuidado con los efectos galvánicos, que pueden producirse en los extremos de los tornillos o del propio casco.
Las uniones: los elementos de un casco están unidos ente sí de distintas maneras: clavado, pegado, atornillado o soldadura. Cada uno de estos puntos de ensamble puede representar un posible fallo en su blindaje, poniendo en peligro el barco entero si una de estas uniones resulta deteriorada.
Los refuerzos: en aquellos lugares en los que el casco sufre un esfuerzo importante se colocan refuerzos, como en la zona de anclaje del motor en el espejo de popa, las cornamusas de amarre, etc.
Un refuerzo adecuado debe repartir el esfuerzo en una superficie amplia, debiendo mantenerse siempre los puntos reforzados en perfectas condiciones. Cuando nosotros mismos queremos instalar una pieza de acastillaje que va a tener que sufrir un gran esfuerzo, debemos tener la precaución de fijarla sobre un refuerzo suficientemente resistente.
Por ejemplo, si queremos colocar en la cubierta una cornamusa o un soporte para la caña de pescar, el suelo deberá ser doble en ese lugar.
Las superestructuras: existen cascos muy resistentes cuyas superestructuras son de una fragilidad alarmante. En algunos casos, la forma del tambucho está diseñada más para servir de solárium que para resistir el embate de un golpe de mar. En otros casos, se sacrifica su resistencia en el empeño de conseguir economizar en las partes altas, o bien para aligerarlas. Es muy importante insistir en este punto: el tambucho, el flyingbridge, los portillos y las uniones del tambucho a la cubierta deben ser de una resistencia a toda prueba. Igual que las piezas móviles que sirven para asegurar el cierre del mismo, pues, a menudo, puede parecer que su único fin es impedir la entrada de posibles ladrones, cuando hay que tener en cuenta que el mar es capaz de cometer daños infinitamente más graves.
El efecto galvánico: entre dos metales diferentes, la presencia de un elemento conductor (en este caso, el agua salada o la capa de sal que se deposita sobre las piezas) origina un par electrolítico. El metal menos electropositivo de los dos se va desgastando poco a poco. A bordo de un barco, hay que evitar cierto tipo de contactos como el aluminio y el acero cadmiado o galvanizado con metales cuprosos, pues las piezas de acero o de aluminio no resisten mucho tiempo este contacto. Cuando se realicen reparaciones o mejoras, es fundamental pensar en los posibles efectos galvánicos. Hay que saber, por ejemplo, que si el circuito eléctrico está mal aislado, las corrientes que se escapan de éste pueden transformar algunas piezas metálicas del barco en ánodos, que sufrirán una rápida corrosión.
En lo que respecta a la carena, se puede utilizar una solución simple y eficaz: los ánodos de sacrificio. Éstos son unas placas de cobre que se fijan a la carena y que actúan como cebos, ejerciéndose sobre ellos el efecto galvánico, que de este modo es prácticamente nulo en las demás zonas. Con el fin de evitar que se produzca electrólisis sobre el eje de la hélice, sobre la propia hélice o bien en la mecha del timón, es preciso instalar siempre ánodos. Evidentemente, hay que cambiarlos con regularidad y mucho antes de que estén totalmente corroídos.
Cascos de composite
La gran mayoría de los barcos de serie que se construyen actualmente son de estratificado de poliéster. Bajo esta denominación, se agrupan todos los materiales “composites”. Las cualidades del material “composite” son el resultado de las de cada uno de sus componentes y de las uniones entre ellos.
En la construcción naval se utiliza un material formado por dos componentes: fibra de vidrio, carbono o Kevlar que presentan una gran resistencia a la tracción, y resina epoxy o de poliéster que soporta la compresión y que hace de unión entre las fibras.
La estructura del barco está formada por la correcta colocación de las fibras y la resina. El casco y la cubierta están realizados de una sola pieza, es decir, son monolíticos y su unión (la línea de contorno de la cubierta) puede representar un punto débil. Este material se adapta perfectamente a la construcción en serie, que se lleva a cabo por medio de un molde hembra.
Resistencia, estanqueidad
Por lo general, un casco de composite es más resistente que uno de madera, debido en gran parte a que es más ligero y a que se rompe con menos facilidad. Simplemente hay que vigilar los ángulos, especialmente los de la cubierta, los anclajes de los balcones y las piezas de acastillaje. La estanqueidad se consigue por medio del revestimiento exterior, el gel-coat, que puede rezumar agua cuando está deteriorado.
Con estos cascos se puede reducir considerablemente su mantenimiento sin comprometer nada más que su aspecto. Los cascos de este material pueden permanecer durante varios años en el agua sin que el material sufra daño alguno.
Se debe pulirlo periódicamente y, si esto no es suficiente, volverlo a pintar. Este revestimiento exterior (gel-coat) se desgasta al cabo de varios años. Para volver a pintar el casco, se utilizan pinturas a base de poliuretano, cuyas cualidades de adherencia son especialmente adecuadas, o bien gel-coat parafinado.
Las pequeñas reparaciones puede muy bien efectuarlas el navegante medio, pero cuando la estructura está dañada, tiene que llevarlas a cabo un profesional.
Técnicas para remolcar (o ser remolcado)
julio 5th, 2011Existe la posibilidad de que en algún momento debamos remolcar o ser remolcados. Es importante saber cómo actuar, para hacerlo con seguridad y sin dañar a ninguno de los dos barcos implicados en la operación
La situación de remolque suele presentarse por motivos de avería y, por desgracia, también por falta de combustible. Como lo primero le puede pasar a cualquiera, sería conveniente detenernos a pensar cómo amarraríamos un cabo para ser remolcados o para dar remolque a alguien, y en qué punto del barco. Ante todo, es bueno tener a bordo un cabo pensado inicialmente para esta posibilidad, con una capacidad de carga importante, elasticidad para poder minimizar los tirones en caso de que hubiera oleaje, y cierta longitud para poder tomar la distancia adecuada con libertad. Es preferible pecar de cabo largo que corto para poder ejecutar la operación sin necesidad de unir cabos. Además, debería ser preferiblemente flotante y, en su defecto, prever la posibilidad de poner en su extremo algo que flote para que pudiera ser recogido en el mar por el barco auxiliador en caso de fuerte oleaje.
Conocer nuestras posibilidades
En circunstancias de mar en calma, por ejemplo, un barco pequeño puede ofrecer su ayuda a un barco de mayor eslora y desplazamiento en un momento puntual, para entrar a puerto o realizar un trayecto corto. Obviamente, si las circunstancias del mar varían, el barco pequeño (de poca potencia) nunca podrá con uno que le doble en desplazamiento, debido a la potencia extra necesaria que debería tener para compensar la fuerza del viento en el barco remolcado y sobre él mismo. Ante esto, debemos procurar que alguien de la zona con mayores posibilidades nos sustituya. Por otro lado, remolcar un barco siempre implica un gasto adicional de combustible. Por tanto, en función de nuestras reservas de combustible, podremos dar o no remolque. La idea es no sumar un nuevo problema a la situación.
Cómo maniobrar
En caso de buen tiempo, si tenemos que dar remolque a alguien basta con acercarnos al barco y pasarnos un cabo de remolque sin más. En cambio con mal tiempo, es decir, con oleaje, otra opción (si el lanzamiento de un cabo resultara infructuoso) es arrastrar en el agua el cabo de remolque con un objeto flotante en su extremo para que pueda ser recogido sin problemas al pasar cerca del barco, evitando así aproximaciones peligrosas.
Dónde amarrar el cabo
Es imprescindible conocer de antemano cuáles son los puntos adecuados donde amarrar el cabo para remolcar o para ser remolcados sin que se produzcan daños. En un velero con palo pasante, la base del palo es la mejor opción como punto sólido para atar un cabo. Para ello deberemos desdoblar la fuerza sobre él mediante dos cabos atados al cabo principal de tiro, que deberán ir atados a las cornamusas. En los palos que descansan sobre la cubierta no es una buena opción, ya que un estirón podría desencajarlos de su apoyo. Tampoco es adecuado hacer firme en el herraje donde se arraiga el stay o en el de la roldana del fondeo, ya que son zonas concebidas para soportar cargas en una determinada dirección y no precisamente de la proveniente del tiro de un remolque desde el exterior.
Si el mar ofrece unas condiciones tranquilas, otra posibilidad sería en el tambor del winche, siempre y cuando ayudemos con dos cabos más a repartir la fuerza de tiro del cabo de remolque. Para ello, basta con hacer dos ballestrinques con un cote de seguridad en el cabo principal para evitar que se corran y afirmarlos en cada una de las dos cornamusas de las amuras. Es importante no olvidar que el cabo principal siempre pase por debajo de los balcones de proa, a ser posible por las gateras o la roldana de fondeo. No atar nunca ningún cabo en la base de los obenques o del stay.
Otra opción muy recomendable es crear una “pata de gallo” uniendo por el exterior de la proa las dos cornamusas mediante un cabo para fijar en él el de tiro.
Otras opciones
Un truco interesante es dotarnos de una “pata de gallo” de seguridad mediante un cabo de mena gruesa con dos gazas para que puedan ser colocadas en las cornamusas del través del barco y cuyo punto de tiro se sitúe en la roldana. En los barcos de motor, especialmente los deportivos, la forma más idónea es confeccionar la “pata de gallo” mencionada uniendo las dos cornamusas de la proa. En algunos barcos puede haber una única cornamusa ubicada en la crujía. Para evitar el sobreesfuerzo en este único punto, la alternativa sería amarrar en las dos cornamusas que probablemente tenga en ambos lados el barco. En las lanchas, no es recomendable arrastrar a otro barco amarrando en el punto de anclaje del espejo de popa o en el mástil que sujeta la línea para hacer esquí, porque son débiles.
Llevando las cosas al extremo, por ejemplo que se rompan las cornamusas de proa, se ha solventado la situación, tanto en veleros como en barcos de motor, afirmando el remolque en cualquier elemento tipo viga por dentro de la escotilla de proa.
Longitud del remolque
La longitud del cabo deberá ser la suficiente para garantizar la maniobrabilidad del remolcador. Con buen mar y cerca de la costa cualquier longitud es buena, aunque se recomienda que tenga una distancia mínima de dos a cuatro esloras. En alta mar, aunque el tiempo sea bueno, debe dejarse una mayor longitud en previsión de un hipotético cambio de tiempo. En caso de existir oleaje, lo ideal es que la distancia sea la suficiente para hacer coincidir los dos barcos en las crestas o en los senos de las olas para evitar los “tirones”. En estas circunstancias es muy recomendable, por no decir imprescindible, instalar un peso en la catenaria (seno del remolque) para suavizar los estirones del cabo.
Inicio de remolque
Una vez fijado el remolque, cosa que se anunciará con los brazos en alto cruzando las muñecas, se empezará a dar avante con poca velocidad para ir templando el cabo. Una vez tenso y cuando el barco remolcado esté alineado con nosotros, se podrá ir incrementando la velocidad de arrastre. Recordemos que el momento crítico del remolque de un velero es el instante en que precisamente éste no está alineado o en la misma dirección que el remolcador. Por tanto, los primeros instantes del tiro deben hacerse con una gran suavidad, ya que la quilla ofrece inicialmente mucha resistencia. Una vez el barco en línea y con inercia, éste se mostrará mucho más ligero. Es recomendable que alguien se quede a la caña para que no se salga de la estela del remolcador y ofrezca la mínima resistencia.
Los barcos de planeo y semi desplazamiento de eslora pequeña o mediana no suelen presentar mucha resistencia a la hora de ser remolcados, ya que su carena presenta una “V” moderada y su calado es menor que los veleros o los barcos de desplazamiento. Para reducir la fricción con el agua, es conveniente levantar los motores fuera de borda. Si ello no es posible, dejar en punto muerto el motor para que las hélices giren y ofrezcan la menor resistencia. Naturalmente, en los barcos con transmisión mediante eje también es importante que alguien se quede al timón para mantener el barco alineado con el remolcador.
La inercia
Cuando un barco es arrastrado queda totalmente en manos del criterio del barco remolcador, ya que éste no tiene capacidad de maniobrar por sí mismo. Por tanto, siempre se debe remolcar a velocidad moderada. Llegando a puerto, el difícil control de la inercia lo debe ejercer con prudencia el remolcador, aminorando gradualmente la velocidad para ir reduciendo la inercia del remolcado con antelación. En esta fase de aproximación a puerto conviene fijarse en el viento y su dirección, ya que éste puede ayudarnos o molestarnos mucho a la hora de ir frenando la embarcación remolcada. Lo ideal sería disminuir la velocidad navegando a contra viento.
Otras formas de remolque
Maniobrar con un barco a remolque “en flecha” (es decir, tirando de su proa) dentro de un puerto es complicado. Para estas ocasiones, lo mejor es abarloar el barco remolcado al nuestro con la debida protección de las defensas. El timón del remolcado se pondrá entonces ligeramente a la banda del remolcador. El remolcador deberá maniobrar con suavidad y saber que su propia maniobrabilidad quedará muy restringida, especialmente en los remolcadores de un solo motor.
Los motores fuera de borda y el agua salada
julio 4th, 2011• Sugerencias para el cuidado de motores fuera de borda utilizados en agua salada:
• Luego de cada uso, incline el motor y enjuáguelo con agua dulce y fría.
• Utilice exclusivamente formulas para ambientes marinos. Este tipo de lubricantes contiene aditivos especiales que garantizan que conserven sus características en las condiciones extremas de humedad y de alto potencial corrosivo del trabajo en el mar.
• Periódicamente drene y limpie el motor siguiendo las instrucciones del fabricante.
• Asegúrese de que su motor esté adecuadamente protegido con pintura aprobada por el fabricante. No utilice pinturas “anti-fouling” (de las que se usan en los fondos de los cascos de las embarcaciones), ya que estas contienen cobre y aluminio, lo que acelera la corrosión galvánica.
• Nunca deje partes o piezas de aluminio descubiertas o sin protección. Ni durante los períodos de almacenamiento del motor, y mucho menos durante las horas de trabajo, cuando el riesgo de salpicaduras es bastante alto.
• Un pequeño bloque de material susceptible a la corrosión debe ser sacrificado y colocado cerca de la pieza a ser cubierta. A menudo vienen instalados desde la fábrica en plantas eléctricas y motores, para evitar daños en una pieza valiosa. Pero ojo, si no viene como equipo original, consulte al fabricante o distribuidor de motores antes de instalarlo usted.
Control de Ánodos
julio 3rd, 2011El desgaste de los ánodos se debe controlar y nunca debe llegar a un desgaste completo. Se debe reemplazar por un modelo conforme a la superficie a proteger.
La corrosión es la tendencia que tienen los metales a volver a su estado combinado; es decir, al mismo estado en que se encuentran en la naturaleza, en forma de óxidos, hidróxidos y sales.
La corrosión también puede definirse como el ataque destructivo de un metal, debido a procesos de oxidación electroquímica en el medio ambiente que le rodea.
Es la que tiene lugar en los metales cuando éstos están rodeados de un medio conductor de la corriente llamado electrolito, que en el caso de las embarcaciones suele ser agua, la cual es capaz de conducir dicha corriente a determinadas zonas de un mismo o incluso de distintos metales. Estos metales, se encuentran unidos eléctricamente entre sí, apareciendo zonas de distinto potencial eléctrico: ánodos y cátodos, que provocan su corrosión.
Este fenómeno es el resultado de la diferencia de potencial existente entre dos metales cuando están unidos e inmersos en un electrolito, formando técnicamente lo que se denomina una pila eléctrica. La corriente circula desde el metal de menor potencial (ánodo) al metal de mayor potencial (cátodo).
La corriente fluye del ánodo – que se degrada y pierde masa a través de los iones del electrolito (agua) – al cátodo, en el cual el metal que recibe la corriente (el que actúa de cátodo) se protege.
Existen dos técnicas para rebajar este potencial:
Protección catódica por corriente inducida o impresa
Es utilizado normalmente por su elevado costo en barcos más grandes. Consiste en aplicar una corriente negativa al metal que hay que proteger y el polo positivo al electrolito (o sea el agua), para conseguir el efecto de rebajar el potencial del metal a proteger hasta llegar al potencial de inmunidad de ese metal sin necesidad de ánodos de sacrificio, solamente aplicando la corriente de la batería. Por lo tanto, hemos protegido el metal de la obra viva del barco por el sistema de corriente impresa. Este sistema transforma las estructuras que se han de proteger en un cátodo induciéndole una corriente inversa desde un ánodo inerte.
Las grandes patas propulsoras Mercruiser o Volvo están equipadas con sistemas de este tipo, conocido en el primer caso con la marca MerCathode. Estas patas están construidas con aleaciones de aluminio, material particularmente sensible a la corrosión. Un eficiente monitoreo de este sistema de protección catódica por corriente inducida es imprescindible a los efectos de evitar deterioros y los consecuentes costos en repuestos y reemplazo de las partes dañadas.
Protección catódica mediante ánodos de sacrificio
Cuando se ponen dos metales diferentes en contacto por medio del agua, se crea una corriente eléctrica entre ellos denominada corriente galvánica. La consecuencia directa de este intercambio es que el metal más sensible va a oxidarse, esa es la finalidad de los ánodos en las embarcaciones, destruirse en favor del metal menos sensible.
Si se compara el zinc (el ánodo) y el bronce (la hélice), el zinc posee un fuerte potencial eléctrico, mientras que el bronce mucho menos. Cuando el agua los pone en contacto, la corriente eléctrica así iniciada va a activar el ánodo que, al sulfatarse, protegerá la hélice.
El sistema de propulsión de un barco inevitablemente está formado por varios metales, que van del inoxidable del eje de la hélice, al bronce de la hélice, pasando por la fundición o el aluminio del motor y el cobre de las partes eléctricas. En el río la corrosión es aumentada por la contaminación con metales o sulfatos en el agua.
Puede ser una fuga eléctrica que viene del barco o el puerto de amarre, o incluso de una vieja batería lanzada sobre borde por un navegante desconsiderado genere una corrosión electrolítica. En cualquier caso, un barco desprovisto de ánodos sufrirá obligatoriamente graves daños a corto y medio plazo, es pues una protección indispensable.
A qué ritmo cambiarlos
Los ánodos se cambian todos los años, dependiendo del estado de los mismos. En algunos puertos o marinas los ánodos se corroen rápidamente, debido a que se forman grandes corrientes pares electrolíticas, causadas por rechazos contaminantes, masas metálicas sumergidas, fugas eléctricas o en proximidad de un barco metálico. Sólo un control regular les informará del problema. Uno de los medios de prevenir este riesgo es utilizar ánodos colgantes.
Un ánodo se determina en función de la superficie y el tipo de metal que debe protegerse. Los nuevos barcos salen del astillero con ánodos. Para un barco usado, lo recomendable es constatar el estado de los mismos y el nivel de corrosión de las piezas sumergidas. Cuando se encuentra ante una unidad no protegida y sin medio de evaluar las protecciones anódicas necesarias, solamente los propios profesionales pueden proporcionar una respuesta, lo ideal es consultar a un mecánico para calcular exactamente el número y el sitio de los ánodos a colocar para la protección de la embarcación
Sobre una embarcación con línea de eje
Los puntos que deben protegerse son, el eje de hélice, la hélice, el timón, y los flaps si está dotado ya que los flaps se exponen más a la corrosión electrolítica ya que se someten a una oxigenación importante al planear la embarcación. El ánodo se fija en la cara superior del flaps.
La protección no está limitada al casco o las piezas fijadas a él. Los ánodos son comúnmente instalados en circuitos internos de los motores para proteger los conductos de enfriamiento y los intercambiadores de calor. Un olvido en inspeccionar o reemplazar estos ánodos puede provocar graves deterioros y oxidación en el interior de estos equipos y de los conductos internos de refrigeración del mismo motor.
En motor fuera de borda
Se encuentran generalmente dos ánodos sobre la placa anti cavitación, y otra que sirve de deriva anti par y que se reconoce a su forma de alerón. Allí también, cada marca posee ánodos para cada categoría de motor.
Sobre una pata
El sitio de los ánodos está previsto desde el principio por los fabricantes. Se sitúan sobre el apoyo alrededor de la hélice, sobre la abrazadera de fijación y sobre el circuito de entrada de agua para el enfriamiento del motor. En este caso, los ánodos son específicos a la marca y al tipo del motor.
Recomendaciones
• Nunca debe llegar a un desgaste completo.
• Se debe reemplazar por un modelo conforme a la superficie a proteger.
• Las fugas eléctricas incrementan la corrosión.
• Nunca se debe pintar un ánodo, ni tampoco su emplazamiento, siempre debe estar en contacto con el metal.
• Utilizar únicamente los tornillos servidos con la pieza.
• Cada vez que se saca el barco del agua, eliminar la corrosión con un cepillo metálico.
• Un ánodo que no se desgasta es señal de que no cumple con su función.
• En la zona donde está amarrado el barco o por donde se navega, la salinidad o contaminación puede variar muchísimo, esto afecta la función del ánodo, por eso se debe usar: ánodo de zinc (agua salada) y ánodo de magnesio (agua dulce), ánodo de aluminio (agua salobre).
• En caso de duda, cámbielos.
• Al pintar el casco, aplicar antifouling o cualquier otra operación semejante, espere a cambiar los ánodos después de pintar.
• No todos los operarios saben que los ánodos pierden su eficacia totalmente si se pintan y no sería extraño que les dieran un par de capas.
Además de tomar todos los recaudos en proteger a nuestra embarcación con ánodos debemos controlar que el mismo no esté sometido a la corrosión electrolítica.
Esta no está causada por la diferencia de potencial entre dos metales distintos. Es producida por el flujo de corriente alterna o continua a través del mismo metal con que está construido el casco. En el caso de la corrosión galvánica el deterioro de partes metálicas o piezas adosadas al casco puede ser detenido con la instalación oportuna de un ánodo; pero con la corrosión electrolítica el defecto puede ser más severo y de acción más rápida.
Los efectos de la corrosión galvánica pueden tardar muchos meses o tal vez años en ponerse en evidencia. Por el contrario la corrosión electrolítica puede ponerse en seria evidencia en semanas e incluso en casos extremos, se ha verificado su presencia con corrosión en solo horas de actividad. En algunos yates y especialmente en los cascos construidos en aluminio en los que no se ha realizado una correcta instalación de los circuitos eléctricos o sistemas de control, puede provocar dramáticas consecuencias.
Una fuga de corriente a través del casco puede producir deterioro en las estructuras por corrosión electrolítica. Será esencial que la instalación esté realizada con los mejores materiales y lineamientos de calidad. Esto incluirá cables de adecuada sección y con perfecto aislamiento. Comúnmente los cables serán del tipo de dos conductores y estarán sólidamente enzunchados en calles de cable de soporte. En el caso que deban pasar por alguna zona próxima a la sentina o de potencial inundación, deberán ser convenientemente envainados para evitar fugas por pérdidas de aislamiento o rotura de alguno de los conductores.
Todas las líneas de potencia de motores eléctricos deberán estar aisladas para evitar efectos de corrientes galvánicas por fugas. En ningún caso se usará al casco como conductor, o negativo. Los cargadores de baterías deben estar diseñados para uso marino.
Causas de flujo de corrientes eléctricas parásitas: una inversión de polaridad, pérdida de aislamiento del cable en agua salada en proximidades de la sentina, pobre aislamiento. Es muy difícil de detectar que alguna zona de la funda o revestimiento del cable está más afinada o, que algunos de los hilos o alambres que arman al cable estén próximos a aflorar o con un minúsculo orificio perforando su aislamiento.
Así mismo, el proceso de inducción de corriente sobre el casco puede estar producido desde un muelle con partes o componentes metálicos, un barco vecino o la marina en el que se encuentre amarrado. Normalmente estos sitios disponen de servicios de luz o de equipos eléctricos que pueden tener pérdidas en su recorrido y con fugas de corriente muy difíciles de detectar, por esta causa tienen una adecuada puesta a tierra. Todos los motores y sus ejes porta hélice están de este modo interconectados creando uno o varios pares galvánicos. Estos elementos deben poseer ánodos de sacrificio para evitar que se deterioren.
El flujo de corrientes parásitas o la inversión de polaridad que exista en un barco vecino pueden provocar efectos en nuestro propio casco. Una adecuada protección catódica y un transformador de corriente bien aislado, más una adecuada llave de corte general de corriente limitará este riesgo. Es conveniente no dejar conectado por largos períodos el barco a la alimentación de corriente desde tierra.
Sin electricidad en un velero
julio 3rd, 2011De ocurrir una falla de electricidad en un velero, se sorprendería de las cosas que pueden llegar a ocurrir a bordo. Solamente recordemos lo incómodo que es “un apagón” en nuestra casa, imaginemos entonces, cómo sería en alta mar
Motor. Cuando se navega a vela, el selector de electricidad (masterswitch), debe estar en la posición número 2 porque el motor va apagado y no genera electricidad a través del alternador. Si usted dejó el masterswitch en la posición “all”, probablemente se descarguen sus dos bancos de batería. Sin baterías no hay arranque del motor. Los motores antiguos pueden prenderse a mano, pero éstos ya casi no se ven. Los modernos tienen una válvula que descarga la compresión, para que con poca batería puedan ser prendidos. Sin embargo, ese procedimiento no siempre funciona.
Otra opción es una batería independiente que pueda ser utilizada como arranque tras el fallo de las principales. También podrían usarse baterías portátiles; con una se podrá dar la suficiente carga como para arrancar el motor y salir del apuro, pero hay que recordar que su capacidad está limitada a sólo un par de intentos.
En todo caso, primero se debe averiguar el porqué no hay electricidad, ya que si se dispone de una única batería para arrancar el motor no conviene malgastar su carga en giros inútiles del motor. Ya dijimos arriba una posible causa, que es el descuido con el masterswitch. Otra avería común es una batería cortocircuitada, si esto ocurre no se logrará arrancar el motor sin desconectar antes esa batería del circuito eléctrico. En ocasiones los fallos de energía suelen producirse por bornes sucios o con malos contactos que incluso pueden llegar a ocasionar un cortocircuito, etc.
Consecuencias
Luces de navegación. Sin electricidad no hay posibilidad de aviso alguno a los barcos cercanos, la embarcación se vuelve un punto oscuro en medio del mar, es entonces cuando se debe montar las luces de emergencia a pilas. También hay que disponer de una luz capaz de ser utilizada para hacer señales en caso de que algún barco se acerque demasiado, la luz automática del salvavidas puede servir en momentos de apuro para hacer señales visuales, aunque es mejor disponer en el barco de un faro con pilas recargables.
Nevera. Hay que calcular el tiempo de conservación de los alimentos y consumirlos antes de que se dañen. Este punto se puede convertir en un problema grave si no hay comidas alternativas.
Comunicaciones. No se podrá recargar el celular, ni estar en contacto con el VHF o BLU, ni se recibirán partes meteorológicos. Habrá que disponer en el barco de un VHF portátil previamente cargado, que ayudará en las aproximaciones a tierra o si hay que contactar con algún barco cercano para poder confirmar nuestra posición.
Piloto automático. Este no trabaja sin energía, pero un barco bien equilibrado se mantendrá a rumbo con un buen ajuste de velas. Se puede recurrir a los elásticos cuando el timón sea de caña, o las “riendas”, colocando un cabo que va a lo largo de la banda, pasando por una polea en la regala y atada directamente a la caña del timón; este sistema montado por las dos bandas permitirá un buen manejo del timón mientras se maniobra. Si es de rueda se recurre a la perilla que tranca el timón.
Otros sistemas serán válidos mientras no comprometan la travesía obligando a estar al timón durante todo el trayecto. Si hay varios tripulantes para mantener el rumbo del barco, tan sólo hará falta una buena distribución de guardias.
Profundímetro. Se le recuerda cerca de una isla o costa desconocida, cuando saber los metros de agua bajo la quilla es tranquilizador. Sin electricidad a bordo se debe estudiar bien la carta náutica mientras se realiza el acercamiento a ese punto, tomar una serie de demoras para asegurar estar fuera de todo peligro. Para ello deberemos disponer de cartas náuticas que no sean electrónicas (estamos sin energía). Asimismo no olvidemos los derroteros y libros de faros, que por su tamaño se quedan muchas veces en tierra.
Corredera. Desconocer la velocidad será un factor importante a la hora de trimar las velas, pero también a la hora de realizar cálculos de estima para poder navegar y conocer la posición. La corredera en su origen estaba diseñada para poder ayudar en la navegación, pero en la actualidad importa más la velocidad, no se sabe navegar sin ese numerito que indica el avance del barco. A vista de costa se podrá certificar la velocidad calculándola con dos demoras realizadas en tiempos distintos. El momento de saber que tanto se aprovechó el curso de navegación obligatorio.
Compás. Es común que los navegantes se fijen en el rumbo que lleva su barco mirando el repetidor del piloto automático, pero sin electricidad la cosa se complica, no tan sólo por el hecho de no ver las pantallas sino también porque el compás sin luz no se verá. Chequear el rumbo y tomar referencias es otra solución. Cerca de la costa es más bien fácil, pero lejos de ésta, hay que guiarse por las estrellas o montar un foco que alumbre constantemente el compás, con el consiguiente consumo de las pilas. El mantener el ángulo adecuado del viento con respecto al barco es otro de los recursos que permite mantener el rumbo del barco sin desviarse del rumbo ideal.
Equipo de viento. Un aliado del navegante a vela en barcos muy modernos, es el equipo de viento, que indica el ángulo del barco con respecto al viento, la intensidad con la que circula el aire, así como otras aplicaciones. Pero si la electricidad no llega, es la hora de navegar “a la antigua”, colgando una cinta en los obenques para determinar el ángulo del viento, mientras la experiencia o el comportamiento del barco serán los encargados de estimarnos una intensidad de viento. La veleta situada en el tope del palo tampoco será visible, a no ser que se enfoque con una linterna, así que el mejor aliado para mantener el ángulo adecuado será sin duda las sensaciones que se perciban en la bañera.
Navegación. Recordemos que el uso de las cartas náuticas y el conocimiento de la navegación tradicional (costera y por estima) son fundamentales. Aquí el problema es quedarse sin GPS, cosa que, de ser un buen marino no es mayor problema.
Conviene mantener un libro de bitácora con la información cada hora del rumbo, posición, velocidad y observaciones.
En travesías largas sería interesante tener conocimiento del uso del sextante como herramienta de situación, aunque su uso es poco común hoy en día.
Otro elemento que puede ayudar es disponer en el barco de un GPS portátil a pilas, de ser así habrá que racionar dichas pilas y encenderlo sólo para confirmar la situación cada hora o más en función del tiempo de travesía, meteorología y situación de navegación. Cerca de tierra las lecturas de posición serán cada vez más necesarias, sobre todo en pasos de canales o puertos angostos desconocidos.
Luces de trabajo. Siempre deberá estar a mano una buena linterna para poder ser utilizada en todo momento. Los focos tipo minero que se ponen en la cabeza son muy útiles ya que permiten tener las manos libres para trabajar y a la vez una luz suficiente para poder efectuar las tareas necesarias. En todo caso habrá que disponer de varias linternas con sus pilas cargadas para ser utilizadas. Las bombillas de repuesto son las grandes olvidadas de las listas de preparativos. Sin luz y sin poder cambiar una bombilla de alguna de las luces de emergencia la situación puede volverse crítica.
Radar. Sin electricidad y por ende sin radar, las observaciones visuales y la atención deben ser máximas ya que en medio del mar, con las luces medio apagadas y sin motor, la embarcación se convierte en un peligro para la navegación.
Nevera. Hay que calcular el tiempo de conservación de los alimentos y consumirlos antes de que se echen a perder. Este punto se puede convertir en un problema gravísimo si no hay comidas alternativas.
Primero lo más simple: tener todo el material ordenado y conocer perfectamente su lugar de estiba permitirá encontrar lo que se busque cuando la oscuridad sea absoluta.
Los bornes de las baterías han de estar en buen estado y protegidos, los desconectadores igual, el cuadro eléctrico debe ser funcional, accesible y sobre todo debe estar protegido de humedad. y el motor y los cables del alternador, regulador y motor de arranque deben estar okay.
La capacidad de la batería deberá ir en función del consumo energético del barco, el cual debe calcularse adecuadamente. Es bueno tener dos baterías, una de servicio y otra para el arranque del motor, y cuanto más grande sea el barco más número de baterías deberá llevar. Su mantenimiento y control deben ser constantes. El motor debe tener un alternador que aporte la carga necesaria para que las baterías puedan recuperarse.
La necesidad de saber qué energía se consume y cuánta queda en las baterías es fundamental. Para conocer estos datos hay dos opciones, o montar en el barco un aparato que lo indique o hacer el estudio detallado de consumo de acuerdo a las características del aparato montado. Las baterías han de cargarse en todo momento con el típico voltímetro o amperímetro de toda la vida. Sus datos no son digitales pero informan si se está aportando o no la carga.
Por otro lado cualquier sistema de aportación de energía extra será bienvenida, ya sea energía eólica, solar o a base de generadores, sus aportaciones de amperios serán siempre bien recibidas.
Ah, y por favor, póngase las pilas y no se olvide de llevar pilas a bordo.
2007 Mercury Media X-cursion
julio 2nd, 2011Cummins Mercruiser Diesel (CMD), sociedad integrada por dos importantes corporaciones, realizó una presentación del Proyecto Zeus en el marco de la 2007 Mercury Media X-cursion en Sarasota, Florida (ver Mundo Náutico 14). Tal como les prometimos a nuestros lectores, en esta ocasión abundaremos en detalles
Desde hace unos 15 años Mercury Marine tenía en carpeta este proyecto. Presentada originalmente en el Miami Boat Show, esta transmisión ofrece singulares mejoras de performance general. El concepto del desarrollo no es nuevo ya que existen dispositivos similares, aunque Zeus llega para instalarse en cascos de embarcaciones deportivas con mejoras y refinamiento del producto.
Básicamente consiste en una transmisión (Pod Drive) que se coloca ajustada al fondo del casco, pasando al interior mediante un receso y ajustada a un sistema de brida especial. La parte superior de esta transmisión posee una caja de engranajes (reductora) y un sistema de dirección en un mismo módulo acoplada mediante un pequeño cardán de 20 pulgadas al motor.
La cola es un completo pack de tecnología, pues viene con el sistema de engranajes y la dirección en la parte superior, el sistema de escape integrado con salida por el cubo de la hélice, la refrigeración del motor, un trim integrado (otra novedad) y una unidad electrónica de acelerador y de cambios.
Seguridad contra golpes y varaduras
Una de las diferencias respecto de su competidora directa, la IPS de Volvo, es que la cola de transmisión mantiene las hélices (sistema doble Bravo 3) mirando hacia popa, es decir, con el sistema de orientación convencional. La estructura y geometría de la cola es muy refinada, siendo la aleta compensadora inferior de un anclaje especial, permitiendo el sacrificio de la misma en caso de golpe o varadura. Su función es importante ya que desviará hacia el fondo cualquier objeto semi-sumergido que impacte en ella, protegiendo ambas hélices. Si el impacto es muy agresivo, la Pad Drive se descalzará de su ajuste, quedando colgada y sin ingreso de agua a la sala de máquinas. Un sistema de fusible que no permite riesgos de naufragio.
Otro punto en particular es que para la instalación de estas transmisiones debe adecuarse un sistema de túnel en el fondo del casco, a los efectos de reducir el calado del conjunto, mejorar la performance y no exponer la cola en su totalidad durante la navegación.
Por supuesto, el requerimiento de un fondo túnel merece estudiarse en cada fondo en forma particular, ya que quizá no todas las carenas puedan admitir esos cambios. Pero la gente de Mercruiser dispone de un sofisticado sistema de diseño y, mediante consulta, puede proyectar el túnel en la carena propuesta a los efectos de elegir el modelo ideal para su construcción desde la matriz.
Una apreciación respecto del fondo es que mantiene un plano general, es facetado y no tiene demasiada extensión. Características variables de acuerdo a cada modelo presentado.
Como dijimos anteriormente, estas colas poseen flaps integrados. Esta buena alternativa permite regular el grado de trimado del casco en navegación, cuyo efecto conjunto permite bajar o subir la proa para mejorar la visibilidad en aceleración y, en condiciones de navegación especial, adrizar el casco por agentes externos en forma individual.
Las “Pod Drives”, en su parte sumergida, son de bronce y con hélices de acero inoxidable, garantizando resistencia a la corrosión.
Respecto al ángulo de ataque, las colas admiten un alcance máximo de 60º. Pero mantienen posición no simétrica en cuanto al giro. Por ejemplo y hablando de doble instalación, si el viraje es completo a babor, la “Pod” de babor girará 45º, mientras que la de estribor compensará con 15º adicionales hacia la misma banda.
Este estudio obtuvo mejora, ya que las colas se mueven en forma independiente, y ofrece mucha más eficiencia en la maniobra y giro.
Electrónica de última generación
Referente al panel de mandos, la electrónica es absoluta. El sistema propio “Smart Craft” permite mantener el chequeo del motor y de las unidades en forma integral, en una misma pantalla, de fácil lectura y corrección. Incluso, se puede hacer interface con instrumentos de navegación. CMD ha celebrado un convenio de tecnología con la neocelandesa Navman, fabricante de instrumental electrónico. Es decir que una timonera con Smart Drive y Navman puede resumirse a un panel integral de control del barco de una sola pantalla.
Para maniobras de puerto, se ha desarrollado un joystick que permite mantener la embarcación controlada electrónicamente en una misma posición aún siendo afectada por corriente o viento. Algo similar a un helicóptero “estacionado” en el aire.
Los resultados generales de la performance de las “Pod Drives” reflejan una excelente maniobra a bajas revoluciones y a pleno gas, menor radio de giro, 30% de economía de combustible, nula emisión de gases acorde a lo solicitado por las normas tendientes a evitar la polución ambiental, incremento de un 7% en velocidad final y de crucero, reducción de vibraciones, fácil instalación y bajo mantenimiento de componentes, entre otras ventajas.
Se están desarrollando modelos para potencias superiores a los 500 hp y también se está trabajando en la eliminación del cardán que vincula el motor con la cola para reducir espacio de sala de máquinas.
Mundo Náutico está familiarizado con las Volvo IPS, de buen resultado. Qué bueno que se haya abierto el libre juego de la competencia, con algo diferente en forma pero de similar concepto y de excelente calidad. Bienvenida la competencia tecnológica y las propuestas de desarrollo.
Conocimientos náuticos fundamentales (Primera parte)
junio 7th, 20111. Dimensiones de una embarcación
Eslora máxima: Longitud de la embarcación. Es la distancia medida paralelamente a la línea de agua de diseño, entre dos planos perpendiculares a la línea de crujía, uno a proa y otro a popa, sin considerar elementos no estructurales del casco.
Manga máxima: Anchura de la embarcación. Es la máxima anchura del casco con las estructuras fijas.
Puntal: Tiene tres posibles acepciones.
· Máxima dimensión vertical medida desde la parte superior de la quilla hasta cubierta estanca superior.
· Cada uno de los pilares que soportan las cubiertas.
· Palo para manejar cargas.
Francobordo: Distancia vertical desde la línea de flotación en carga máxima y la cubierta estanca superior.
Calado: Profundidad de la embarcación. Es la máxima dimensión sumergida del casco medida verticalmente, sin contar el timón, la orza, las colas de los motores y otros apéndices similares.
Calado a popa: Distancia entre la parte inferior de la quilla y la línea de flotación a popa de la embarcación.
Calado a proa: Distancia entre la parte inferior de la quilla y la línea de flotación a proa de la embarcación.
Calado en el medio: Distancia entre la parte inferior de la quilla y la línea de flotación en el medio de la eslora de la embarcación.
Calado medio: Semisuma de los calados a popa y a proa.
Arrufo: Cuando el calado medio es menor que el calado en el medio, es decir, un casco en forma de U.
Quebranto: Cuando el calado medio es mayor que el calado en el medio, es decir, un casco en forma de U invertida.
Asiento: Es la diferencia entre los calados de proa y de popa.
Asiento positivo: El calado de proa es menor que el de popa.
Asiento negativo: El calado de proa es mayor que el de popa.
Asiento neutro: Los calados de proa y de popa son iguales.
Desplazamiento: Peso del barco, medido en toneladas métricas.
Desplazamiento máximo: Peso máximo de la embarcación en condiciones de seguridad.
Arqueo: Expresa el volumen interior de la embarcación. Medido en toneladas Moorson (1 Tmo = 2,83 m3 = 100 pies3) (sinónimo: Tonelada de Registro Bruto o TRB).
Arqueo neto: Es el volumen de los espacios de uso comercial del buque.
2. Denominaciones del casco
Proa: Es la parte delantera de la embarcación que abre camino al agua.
Popa: Es la parte posterior de la embarcación.
Babor: La parte izquierda de la embarcación mirando de popa a proa.
Estribor: La parte derecha de la embarcación mirando de popa a proa.
Costados: Cada una de las partes laterales y exteriores del casco. Se suele confundir con las Bandas.
Bandas: Cada una de las mitades que divide la línea proa-popa (crujía).
Amuras: Partes delanteras de los costados, desde el través convergiendo en la proa.
Aletas: Partes posteriores de los costados, desde través convergiendo en la popa.
Línea de crujía: Eje longitudinal (popa-proa) de la embarcación.
Línea de flotación: Es la intersección entre la parte sumergida y la parte que emerge del agua de la embarcación.
Obra viva: Es la parte del casco por debajo de la línea de flotación (sinónimo: carena).
Obra muerta: Es la parte del casco por encima de la línea de flotación.
Cubierta: Cada uno de los pisos de la embarcación.
Plan: Es el piso más bajo de la embarcación.
Sentina: Son las partes inferiores bajas donde se van depositando las aguas filtradas. Tienen por objeto almacenar esa agua para después ser achicada con bombas.
3. Estructura
Casco: Es el cuerpo de una embarcación, sin contar los elementos móviles como: arboladura, superestructuras, máquinas, pertrechos, etc.
Quilla: Es la columna vertebral de una embarcación. Es una pieza robusta situada en el centro inferior de la embarcación de proa a popa que sirve de base a las cuadernas.
Roda: Continuación, muy robusta, de la quilla por proa (sinónimo: tajamar).
Codaste: Continuación de la quilla por popa.
Cuadernas: Costillas del casco que partiendo de la quilla definen la forma de los costados.
Baos: Piezas que atraviesan la embarcación de babor a estribor sosteniendo las cubiertas.
Borda: Parte del costado comprendida entre la cubierta y la regala.
Regala: Parte superior del costado.
Mamparos: Son los tabiques o paredes de una embarcación.
4. Estanqueidad
Estanqueidad: Es la cualidad que asegura que el agua no entre en el interior del barco y garantiza la flotabilidad. Se debe evitar por todos los medios que entre agua en el interior de la embarcación y pueda inundarla.
Bañera: Cámara abierta a popa de las embarcaciones de recreo, donde generalmente va instalada la caña o rueda del timón
Imbornales: Agujeros para dar salida al agua de la cubierta o de la bañera.
Desagües: Son conductos de salida de las aguas con el mismo objeto que los imbornales.
Orificios y grifos de fondo: Son válvulas colocadas por debajo de la línea de flotación con el objeto de controlar el paso de agua utilizado para refrigeración, baños, cocina y otros servicios.
Escape del motor: Tubo que conduce al exterior los gases quemados por el motor.
Bocina: Revestimiento con que se guarnece interiormente un orificio, por ejemplo la bocina del eje de la hélice.
Limera del timón: Es el orificio por donde atraviesa el casco la parte superior del eje de giro de la pala del timón.
Portillos: Aberturas, generalmente de forma circular, que se practican en los costados de la embarcación o en los mamparos de las superestructuras para dar luz y ventilación.
Escotillas: Aberturas, generalmente rectangulares, practicadas en las cubiertas para establecer comunicación entre los distintos de departamentos de la embarcación.
Tambucho: Cierre para proteger la abertura de bajada al interior de la embarcación.
Lumbreras: Tambuchos cubiertos con cristal para dar luz y ventilación a las cámaras interiores.
Manguerotes de ventilación: Tubos de acero o fibra de vidrio situados de forma vertical sobre la cubierta y coronados con un capuchón semiesférico u oval que sirven para ventilación.
Bombas de achique: Son máquinas destinadas a elevar líquidos, generalmente con objeto de extraerlos de los compartimentos interiores de la embarcación.
5. Accesorios
Pasamanos: Piezas que sirven de asidero al moverse por la embarcación.
Candeleros: Piezas verticales sobre los que se sitúan los pasamanos a los costados de la embarcación.
Cornamusas: Pieza sólida en forma de T que afirmados a cualquier parte de la embarcación sirve para amarrar cabos. Se colocan vertical u horizontalmente.
Bitas: Cada uno de los portes de madera o hierro que, fuertemente asegurados a la cubierta en las proximidades de la proa, sirven para dar vuelta a los cables del ancla cuando se fondea la nave. Siempre se colocan horizontales.
Ancla: Instrumento pesado y fuerte, en forma de arpón o anzuelo doble, que unido al extremo de un cabo, cadena o cable firme a la embarcación y arrojado al agua, sujeta la embarcación al fondo.
Molinete: Máquina de eje horizontal utilizada para levar cadenas (sinónimo: winche).
Barboten: Tambor con muescas o moldes donde se encastan o acoplan los eslabones de la cadena.
Embrague: Mecanismo para acoplar y desacoplar el barbotén.
Freno: Mecanismo para bloquear el barbotén.
Estopor: Mecanismo para morder y detener a voluntad la cadena.
Cabirol: Tambor liso de un molinete para cobrar cabos.
Cabestrante: Máquina de eje vertical utilizada para levar cadenas.
Escobén: Orificio por donde sale la cadena del ancla (sinónimo: gatera).
Caja de cadenas: Compartimiento donde se almacena la cadena del ancla.
Timón: Plancha o pala que colocada a popa de la embarcación sirve para su gobierno (sinónimos: caña, rueda).
Timón compensado: Cuando la pala está a ambas partes del eje.
Timón ordinario: Aquel que toda la parte de la pala se encuentra a popa del eje de giro.
Pala: Parte que ejerce presión sobre el agua para producir el giro de la embarcación.
Mecha: Eje del timón.
Caña o rueda: Mecanismos para indicar el giro a la pala del timón.
Hélices: Es el elemento propulsor de una embarcación equipada con motor (sinónimo: propela)
Paso: Es lo que una hélice avanzaría teóricamente, en un medio sólido al dar una vuelta completa.
Retroceso: Como la hélice se mueve en líquido, la pérdida sobre el avance teórico en un medio sólido se denomina retroceso.
Diámetro: Distancia entre las puntas de la palas opuestas.
Dextrógira: En marcha avante gira en el sentido de las agujas del reloj (derecha).
Levógira: En marcha avante gira en sentido contrario a las aguas del reloj (izquierda).
Cavitación: Vibración producida por el giro de la hélice en el vacío ella producido.
6. Elementos de amarre
Cabos: Son las cuerdas utilizadas a bordo.
Estructura de los cabos: Varias fibras torsionadas forman la filástica, varias filásticas componen el cordón y varios cordones el cabo.
Chicote: Extremo de un cabo o cable.
Seno: Arco o curvatura que forma el cabo entre los extremos que lo sujetan.
Firme: Parte más larga o principal del cabo.
Gaza: Anillo u óvalo que se hace en el chicote de un cabo y que sirve para hacer firme el cabo o enganchar algo en él. Puede ser fijo trenzando los cordones del chicote y el firme o provisional por medio de un nudo como el as de guía.
Boza: Es un trozo de cabo que permite sujetar un cabo, cadena o cable que está bajo tensión para manipularlo.
Noray: Piezas, generalmente de hierro, afirmadas en los muelles para sujetar las amarras.
Muertos: Piezas sólidas y pesadas que descansan sobre el fondo y a los que se sujetan las boyas o balizas.
Boyas: Elementos flotantes amarrados a los muertos que sirven para amarre de las embarcaciones o señalización.
Defensas: Accesorios para proteger al atracar las embarcaciones del roce o golpes con otras embarcaciones o con el muelle (sinónimo: fenders).
Bichero: Palo terminado en un gancho que sirve de ayuda en el atraque o desatraque de las embarcaciones de recreo.
Cabos de fibra artificial:
Poliéster (tergal, dracón): Gran resistencia, flexibilidad, no flotan, son inalterables a la acción del medio ambiente. Uso: jarcia de labor.
Nylon: muy fuerte y elástico. Uso: Anclas, amarras y remolques.
Propileno: Muy resistente a la abrasión, de tacto áspero, flotan y son baratos. Uso: rabiza del aro salvavidas.
Kevlar: Resiste con una elasticidad casi nula (cinco veces más resistente que el cable de acero), muy caro. Uso: drizas y escotas de veleros de competición.
7. Terminología de navegación
Escorar: Es la acción de tumbar o inclinar la embarcación.
Adrizar: Es la acción de poner en posición vertical un barco.
Balance: Movimiento transversal (estribor-babor) del barco.
Cabecear: Movimiento longitudinal (proa-popa) del barco.
Pantocazo: Golpe violento contra el agua como consecuencia del cabeceo.
Barlovento: Parte por donde viene el viento.
Sotavento: Parte hacia donde va el viento.
Cobrar: Recoger un cabo tirando hacia sí (sinónimo: halar).
Templar: Poner en tensión un cabo, cable o cadena (sinónimo: tensar).
Lascar: Aflojar o arriar un cabo que esté trabajando (sinónimo: filar).
Arriar: Aflojar un cabo.
Largar: Soltar y dejar libre totalmente el cabo, desconectándose de él.
Compre un barco usado con Inteligencia
junio 1st, 2011El que no sepa de barcos debe asesorarse, ya que una mala adquisición se puede convertir en una pesadilla porque va a ser casi imposible la reventa. En todo caso, antes de comprar una embarcación de segunda mano, ésta debe revisarse minuciosamente. Si al vendedor no le gusta tanta meticulosidad, le puede decir: “No hay problema, yo reviso a medias y usted, a cambio, me baja al precio a la mitad”
Existen en Venezuela empresas especializadas –entre otros servicios náuticos- en revisar barcos. Inspeccionan el estado del casco, sea de metal, fibra o madera, y exigen que se desmonten unos cuantos pernos de la quilla y se desarbole el mástil para asegurar que no hay corrosión en el aluminio escondido bajo la carlinga.
Aparte de informar al comprador, que conocerá los defectos que se esconden en su futuro barco, asesoran en fijar el precio de un barco en caso de litigio o en los accidentes que ameriten reparación, para proteger al usuario contra la peritación a la baja de las compañías de seguros. Otro método más familiar, es que un “pana” que sepa más que usted de embarcaciones lo asesore.
Vemos entonces punto por punto:
Interior
Baño: Revisar cómo funciona la bomba, manual o eléctrica. Controlar la estanqueidad de las mangueras y llaves de paso. Verificar que el inodoro esté firmemente anclado al piso, al hacer fuerza hacia arriba con la bomba manual, todo el conjunto se puede mover, y las mangueras se descolocan. Revisar lavamanos y duchas.
Mesa de navegación: comprobar el estado del mueble, si cierra bien su tapa, si no hay manchas de humedad o madera deteriorada.
Tablero eléctrico: No debe presentar humedad y oxidación, puede desmontarse y observar su interior. Chequear conexiones en las cajas repartidas por el barco. Controlar si funcionan las llaves de corte del tablero principal y todos sus elementos: luces interiores y exteriores, bombas de achique e instrumentos como: V.H.F., ecosonda, anemómetros, etc. El cargador puede dar poca potencia, no generando una buena carga a la batería, que sumado a pérdidas de tensión por instalaciones defectuosas harán que la misma se agote rápidamente. Esta revisión debe hacerse con un tester. Ojo con cables que salen de un lugar desconocido a otro más misterioso, y cuya misión resulta indescifrable, pero que si se eliminan, encenderán la mitad de las luces y algunos instrumentos.
Revisar baterías y cargadores externos si se incluyen como parte del equipo. Sacar las tapas para observar el nivel de agua destilada y hacer un cortocircuito con un cable grueso, uniendo el borne positivo con el negativo; ver si se produce burbujeo; de ser así, el vaso donde se observe, estará en corto y la batería no tendrá arreglo ya que no retendrá la carga. Consultar un electricista; los problemas no se detectan a simple vista.
Sentina: Es común algo de agua en la sentina, pocos barcos son absolutamente secos. Si el agua es transparente es probable que sea de lluvia, que penetra por fisuras en cubierta, por uniones de candeleros, tambuchos, fogonadura, ventanas, etc. Las filtraciones son fáciles de solucionar con sellador. Otra razón de agua limpia en la sentina es por pérdidas de los tanques de agua dulce; revisarlos junto con las conexiones y canillas. Si hay agua de río o de mar (salada) en la sentina, la filtración puede provenir de la línea del eje, la bomba de agua del motor, los bulones del quillote si están flojos, las tomas de agua para refrigeración del motor, circuito del baño, transductor de la ecosonda o corredera, etc. En estos casos, conviene sacar el barco a tierra. Si el agua de la sentina está manchada con grasa o aceite, indica pérdidas del motor o de la grasera que lubrica los cojinetes.
Tanques: De agua o de combustible, verificar que no tengan movimiento, para que las mangueras no se zafen. Ver si presentan puntos de oxidación y comprobar como están en el interior (si el tanque tiene gasoil y estuvo mucho tiempo estacionado, se forman algas, que obstruyen circuitos y filtros).
Carpintería: deben encajar bien en sus posiciones (puertas, tapas, armarios, etc.) Ver si hay en las bases de los muebles de contra chapado trazas negras de humedad, síntoma de que el barco se llenó de agua en algún momento
Debajo de las colchonetas: Manchas de humedad indican filtraciones. Revisar el interior de los tambuchos.
Cadenotes en el interior del casco: Es donde se hacen firmes los tensores de obenques y estay. Si están abulonados, ver que se encuentren bien firmes. Si se hallan laminados dentro del casco, observar si hay signos de debilitamiento y si la fibra presenta grietas.
Cocina: Revisar horno, hornillas y circuito de gas, comprobar si hay pérdidas en mangueras y empalmes; utilizar una solución de agua con jabón en todos los posibles puntos de fuga y controlar que no formen burbujas, lo que indica pérdida de gas. Revisar el circuito de agua en la cocina, comprobar funcionamiento de válvulas y canillas. Ver los cierres herméticos de la nevera; una vez funcionando, bastan 10 minutos para comprobar si enfría bien.
Escotillas: Verificar la estanqueidad y el estado de las juntas de gomas.
Motor: Consultar un mecánico de confianza; son muchos los puntos a tener en cuenta, como:
- El aceite, su viscosidad y color (si no está negro, quiere decir que lo han cambiado expresamente para la visita, lo cual es sospechoso…).
- Verificar que el aceite no presente trazas de emulsión (un aceite blanco y cremoso), cosa que ocurre cuando el circuito de agua de refrigeración se comunica con el aceite. Si esto sucede, el motor puede estar dañado.
- Chequear la bomba de agua, desmontar la tapa para ver el estado del rotor. Con el motor funcionando, verificar que el circuito de refrigeración no pierda agua.
- Observar los filtros.
- Revisar la bomba de combustible, buscar posibles pérdidas.
- Examinar el burro de arranque, hacerlo girar con el encendido para ver si está empastado, y manualmente para comprobar que no se engrane.
- Revisar la tensión de las correas.
- Examinar el eje, los cojinetes, y la bocina; verificar que estén lubricados y sin manchas de óxido, lo que indica que el motor ha trabajado bajo el agua, o que por la bocina entra mucha y salpica.
- Si tiene caja reductora, acceder a su interior, mediante tapas de registro que suelen tener, verificar el estado de la grasa, que no presente partículas metálicas, lo que indica que hay piezas que se están desgastando por fricción.
- Observar si arranca sin problemas. Revisar el colector y el circuito de escape y ver si hay escapes. Poner el motor a un régimen alto, verificar el humo, si es negro, comprobar la compresión y revisar los inyectores, pero es un trabajo caro y pesado. Ver si el cargador de baterías funciona. Con el barco bien amarrado, meter las marchas tanto hacia adelante como hacia atrás y comprobar el funcionamiento del sistema. Vigilar la temperatura. Revisar la bomba de agua para descubrir posibles pérdidas.
- Si es fuera de borda: Ver el estado del espejo de popa, detectar rajaduras o deformaciones, revisar el estado de cables de dirección y cambios. Probar que los sistemas de power trim y automixing funcionen.
Exterior
Unión del casco con la quilla: Si presenta una fisura en la pintura, es normal si se trata de lastres atornillados. Esperar que el casco se seque y ver si gotea agua desde el interior, conviene dejar el barco en el varadero un par de días. Revisar en la obra viva la presencia de burbujas en la superficie, lo que indica ósmosis. (Ver Mundo Náutico Nº 4: Nov-dic 2005).
Timones: Revisar si la pala tiene mucha flexión; dar un buen golpe en el extremo. Agitar para ver si el juego del eje del timón con el buje es grande.
Líneas de ejes: Ver que el cojinete de salida no presente juego, lo mismo respecto de la pata de gallo, comprobar que se encuentre firmemente anclada al casco.
Hélices: Ver cómo se encuentran las palas, si los bordes presentan roturas, lo que indica que han tocado fondo, verificar también las chavetas y tuercas que sujetan las hélices, las cuales deben estar firmes para evitar pérdidas. Revisar si hay golpes en el casco y en la quilla si es velero, verificando que no esté revirada por alguna varadura violenta. En barcos muy viejos, es posible que el eje del timón y de la hélice esté picado en zonas que no se pueden ver si no se desmonta el conjunto. Si tiene timón de rueda, revisar bajo cubierta y verificar que los guardines se encuentren bien y sin rozamientos. Revisar conexiones del interior al exterior, como: sensores de instrumentos, tomas de agua, etc. En la obra muerta, revisar estado general del gelcoat o de la pintura. Si el casco es de madera, la revisión debe ser meticulosa Ciertas partes estructurales en mal estado comprometen la seguridad de la embarcación: Quilla, cuadernas, varengas.
Revisión en navegación
Comprobar la aceleración y el comportamiento del casco y la maniobrabilidad, a velocidad reducida y a toda máquina.
Cuidar que no haya movimientos en la zona de los cadenotes y, sobre todo, escuchar los ruidos. Los barcos construidos con contramolde crujen cuando la piel interior no está bien pegada a la exterior. Al navegar con viento y algo de olas es como mejor se descubre ese defecto. Algunos crujidos, debidos a un mamparo que flota en su encaje, no presentan gravedad. Un continuo crujir repartido por los fondos del barco se puede atribuir a una estructura debilitada. Mirar los pernos de la quilla y comprobar si se mantienen secos y sin movimiento. Revisar el buje del timón, que se encuentra escondido en la popa, comprobar su estanqueidad y rigidez y, si se trata de una transmisión de rueda buscar rozamientos o juegos en el sistema de poleas, y el estado de los guardines para ver si están pelados.
En el caso de un velero
Revisar los molinetes, cómo giran, si están trabados, desarmarlos y si es por falta de uso o rotura de engranajes. Ver estado de las bisagras de los tambuchos, donde el plástico sufre el peso de la tapa y la fibra tiende a presentar rajaduras. Revisar si la cubierta está firme. Si es tipo sandwich, pisar con fuerza y comprobar que no este deslaminada, lo que se detecta por hundimiento del piso. Observar que no haya grietas en las bases de los candeleros y otros herrajes, que indica debilitamiento del estratificado. Revisar estado y funcionamiento de herrajes sobre cubierta, prestar atención a landas y tensores. Revisar estanqueidad interior del carril en vela de proa, molinetes eléctricos, y fondeos que entreguen con el barco. Si la cubierta es de baldeo, ver los listones de madera y las juntas de goma.
Observar el mástil desde la carlinga hasta el penol, tratando de descubrir corrosión en el aluminio. Si es de madera, buscar podredumbre en la base donde apoya con la carlinga. Un mástil en buenas condiciones no presenta grietas profundas, que humedecen la madera.
Ver la botavara y el tangón, sea de aluminio o madera. Prestar atención a landas y tensores, revisar los arraigos del estay popel y proel, así como de los obenques. En el tope del palo, revisar el giro de las roldanas de las drizas y amantillo, y todo elemento que se encuentre en ese lugar como: Luz de tope, veleta, anemómetro, antena del V.H.F, etc.
Ojo en las alturas con las crucetas y sus arraigos. Revisar el estado de la jarcia fija: Obenques, estay, etc. tener en cuenta si los cables son de acero inoxidable o galvanizado (la vida útil de un cable de acero inoxidable es de aproximadamente 10 años). Ver cómo se encuentra escotas, drizas, etc. Comprobar cómo funciona el enrollador de la vela de proa, y su arraigo en cubierta y en el tope del palo. Izar las velas para comprobar el funcionamiento de la maniobra. Ver en qué estado se encuentran las velas, desplegarlas sobre cubierta: costuras, refuerzos, zonas desgastadas a la altura de las crucetas. Ollaos de los puños, fundas de los batens de la mayor, medidas de grátil y pujamen. Con las velas de más de 10 años, nunca se sabe. Revisar cubre velas y toldilla si la entregan como parte del equipo.
En la prueba ver cómo se portan las velas, molinetes y demás herrajes.