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Consejos acerca del interior de las embarcaciones

viernes, agosto 12th, 2011

En los barcos de motor todos los objetos que necesita el navegante deben tener su sitio, del cual puedan tomarse y volverse a poner con un solo movimiento. Las estanterías deben diseñarse de manera que los libros y utensilios no puedan caerse.

 

Al navegar de noche, es necesario un tipo de iluminación que no deslumbre al timonel. Es conveniente la luz ambiental roja, junto con una linterna de mano, de luz blanca, para iluminar momentáneamente algún rincón.

 

En los barcos pequeños, el navegante debe poder disponer también de un lugar donde pueda colocar todo el material que necesite, con estos mismos criterios de orden y comodidad.

 

Cuando la iluminación es eléctrica, es mejor la fluorescente, que consume menos electricidad que la incandescente. Sin embargo, también proporciona menos calor.

 

Se debe disponer de una lámpara fija alimentada por una batería de pilas. Estas lámparas son muy prácticas cuando necesitamos ver claro con rapidez.

 

Baños

 

El tipo más extendido en la actualidad es el W.C. marino, con un sistema de bomba de mano que permite el desagüe directo al mar. Este sistema ofrece, en principio, las mismas garantías de comodidad que las instalaciones de tierra. La bomba se debe manejar con suavidad (aunque con firmeza), siendo raro que funcione bien cuando está la llave de desagüe cerrada.

 

Para evitar una vía de agua, no debemos olvidar cerrar las válvulas del casco cada vez que lo utilicemos. Este aparato necesita un cierto mantenimiento; se deben engrasar las llaves y el botón por lo menos una vez al año y no debe utilizarse en puertos y marinas.

 

Los W.C. químicos no suelen ser muy caros, evitándose con su utilización problemas de tipo mecánico. Éste es un procedimiento higiénico y que no contamina. Es necesario vaciarlo periódicamente y emplear los productos químicos adecuados, pero sin derramarlos, pues atacan a los cascos de madera y de metal.

 

Estibas

 

En una embarcación el desorden puede ser insoportable. Cada objeto debe tener su lugar, del cual no debe salir más que para ser utilizado, volviendo a ocupar su sitio rápidamente. Esto hay que aplicarlo a todos los objetos que se encuentren a bordo del barco.

 

Los objetos de uso corriente deben guardarse juntos en un lugar concreto, que todos conozcan y de fácil acceso, para que el hecho de ir a buscar algo a cualquier hora, no perturbe la vida de a bordo. Un buen sistema es utilizar cajas de plástico que cierren bien.

 

Además de los lugares previstos en la cocina para guardar todo lo necesario para un plazo de tiempo inmediato, es conveniente poder guardar los víveres principales en los fondos del barco. Este sistema tiene la ventaja de permitir equilibrar los pesos. Es necesario colocar los objetos más pesados en el centro del barco y lo más bajo posible.

 

En la mar, el agua dulce es muy importante. Por lo general, ésta se almacena en depósitos que pueden ser flexibles o rígidos, y que se colocan en los fondos. Desde ahí sale toda una red de tuberías y bombas, que la conducen hasta los diversos puntos de consumo. Cuanto más complicada es la red, más cómoda es, pero también más averías se suelen producir. Hay una opción para el que quiera navegar lejos: disponer de varios bidones de emergencia. De todas formas, estos serán de utilidad para aprovisionarse de agua en las marinas que no dispongan de tomas.

 

Una vez satisfechas las necesidades del barco y colocados los víveres, utilizaremos lo mejor posible los espacios que todavía queden disponibles. El ordenar los objetos personales está en función de la eslora de flotación del barco y del número de tripulantes.

 

En los barcos pequeños, la solución es normalmente el bolso individual en el que metemos nuestras cosas. También podemos poner redes en el ángulo que forma la cubierta con el casco. Estos habitáculos son extensibles y están poco expuestos a la humedad, pero sin embargo afean un poco la estética del interior del barco.

 

Si disponemos de más espacio, hay que proporcionar a cada tripulante un lugar para colocar sus efectos personales. Por lo general, es conveniente guardar de modo colectivo las botas y los trajes de agua.

Más sobre la balsa salvavidas

viernes, agosto 12th, 2011

La balsa salvavidas es un elemento de seguridad indispensable. Sin embargo sólo se debe lanzar al agua cuando,  estando en la bañera el nivel del agua no sobrepase las rodillas.

Casi siempre un barco por muchas y graves que sean las averías sufridas, es visible, y fácil de localizar. La mayoría de las vías de agua pueden ser taponadas mediante reparaciones trabajando simultáneamente con las bombas de achique, y además sin palo y sin timón un barco podría navegarse con un mínimo de habilidad de sus tripulantes.

Pero si la situación se hace desesperada, es conveniente saber qué hacer con una balsa salvavidas.

La botadura

 

Conviene lanzar la balsa al agua por la popa de la embarcación, exceptuando el abandono del barco causado por un incendio, en cuyo caso habrá que lanzar la balsa desde el lugar más apartado del fuego.

La mayoría de las balsas utilizadas a bordo  de las embarcaciones deportivas, tienen un peso que oscila aproximadamente entre los 30 y los 50 kilos, por lo que se hace necesaria la intervención de al menos dos tripulantes para su manejo y posterior lanzamiento por la borda.

Conviene estibar la balsa en un lugar accesible, y preferiblemente sobre la cubierta del barco.

De ser posible, la botadura se hará hacia sotavento, para evitar que la balsa sufra daños al volver sobre el propio barco y al mismo tiempo para aprovechar el abrigo que ofrezca el casco de la embarcación.

Tome la precaución de que un cabo de suficiente longitud quede debidamente asegurado por uno de los extremos a un punto firme del barco, y por el otro, al percutor de la balsa. Este cabo, no solamente sirve de “cordón umbilical”, sino que además a través de un tirón seco, abre la válvula que permite el hinchado automático de la balsa, gracias al anhídrido carbónico comprimido en una botella adosada en el costado externo de la misma.

Evitando el vuelco

 

Cuando la situación es complicada, resulta prácticamente inevitable lanzarse al mar y alcanzar una balsa siguiendo el cabo, para embarcar con la ayuda de una pequeña escala, que pende del interior de la balsa.

Antes las balsas de forma cuadrada eran propensas a volcar, al ofrecer un plano de ataque sensible al viento y al mar, mientras que las de forma irregular con cinco, seis o más lados, ofrecían un mayor asentamiento.

También se observó la necesidad de dotarlas de unas bolsas de lastre situadas en la parte inferior, que se llenan rápidamente de agua pocos segundos después de la botadura.

Los diseños actuales son mejores, pero aún así, hay que tener cuidado para evitar el vuelco. En caso de mal tiempo, la tripulación se debe situar a barlovento después de embarcar, y deberá desplazarse constantemente para ocupar un modo permanente al lado de barlovento.

Para sobrevivir, se debe localizar un pequeño cuchillo flotante; que se encuentra en el interior de la balsa, amarrado mediante un trozo de piola. Esto para cortar el cabo que une la balsa  con el barco. Seguidamente, si el patrón lo decide, lanzarán el ancla de capa. Si el naufragio ocurre durante la noche habrá que localizar en la bolsa de accesorios, una linterna o alguno de los palitos de luz química.

 

Sobrevivir

 

Si la balsa posee un doble fondo, hay que inflarlo, esto permite aliviar bastante la sensación de humedad, al tiempo que supone un buen aislante térmico. El proceso de inflado se efectúa de forma manual, mediante  un fuelle que también se encuentra en la bolsa de accesorios.

Es importante mantener el interior de la balsa lo más seco posible, utilizando para ello el achicador tantas veces como sea necesario. Tampoco hay que descuidar la lucha contra la hipotermia o la insolación.

A bordo de la balsa se debe hallar también un manual de supervivencia, con las condiciones necesarias para distribuir las raciones alimenticias, además de la organización de todas aquellas actividades y recursos disponibles a bordo.

Todas las balsas homologadas, dispone de una dotación de cohetes provistos de paracaídas, bengalas de mano, potes de humo y tintes para el agua de mar.

El Reglamento Internacional para Prevenir los Abordajes en el Mar, especifica que todos los buques mantendrán en todo momento vigilancia visual y auditiva. Pero, en plena época de navegación electrónica, la práctica difiere de la teoría. Debido a esto, la utilización de las bengalas y cohetes disponibles a bordo de una balsa, deberá ser efectuada sin malgastar el material.

Anatomía de una balsa

Además de los elementos descritos, la mayoría de las balsas tienen dos flotadores superpuestos y unidos entre sí, cuya forma va desde el simple cuadrado (como ya se ha visto, poco recomendable), pasando por las formas de pentágono o hexágono, hasta las balsas de gran capacidad que tienen de ocho a diez lados. Cada uno de estos flotadores es independiente del otro.

Las balsas destinadas a la navegación costera suelen ser más livianas, contando la mayoría de los modelos con un solo flotador.

En este caso, en el interior del flotador una membrana separa el flotador en dos cámaras de aire, de forma que si se perfora el flotador en un punto, siempre existe la posibilidad de hincharlo manualmente por el lado contrario de la membrana.

Un arco neumático, normalmente conectado con el  flotador superior, mantiene tensa la capota que cierra la balsa. Suele ser de color naranja, con el fin de facilitar su localización en el mar. También es habitual que vaya dotada de algunas bandas de material reflectante en la oscuridad y a las ondas del radar.

En las bandas destinadas a la navegación de altura, la capota presenta en su parte superior una pequeña luz de encendido automático, accionada por baterías, cuya duración oscila alrededor de 20 horas.

Normalmente  en la capota se incorpora un sistema que permite la recogida del agua de lluvia.

Otros pertrechos disponibles, según la dotación, son un par  de remos, un cuchillo flotante con punta roma, un ancla de capa, un achicador y varias esponjas, además de un botiquín y algunos alimentos que varían según el fabricante y el tipo de balsa.

Más sobre hélices o propelas

viernes, agosto 12th, 2011

Las hélices convierten la energía rotacional generada por el motor en el empuje necesario para el desplazamiento de un barco. Descontando el diseño de esta, cuanto más grande sea más eficientemente trabajará. El problema radica en conseguir un equilibrio entre este tamaño y la capacidad del motor para hacerla rotar a su régimen de trabajo idóneo.

Veamos el símil de un tornillo enroscándose en el agua. A cada vuelta avanzaría tanto como lo permita el paso de la hélice (igual que lo hace un tornillo en la madera) suponiendo que el agua fuera un medio sólido. La eficiencia naturalmente no es del 100% puesto que el agua es un líquido.

Aunque existen muchos tipos de hélices las dos más importantes son los que tienen entre dos y cuatro palas y son principalmente utilizados por motores intraborda con ejes. Las utilizadas por los motores fueraborda suelen llevar un número de palas que va entre tres y seis.

Tamaño y paso

Su tamaño queda definido por el diámetro total de la hélice y el paso de sus palas, es decir lo inclinadas que están y por tanto la capacidad de impulsar agua. Estos dos datos son los más importantes para diferenciar una hélice de otra.

Generalmente un diámetro pequeño se corresponde con un motor de pequeña potencia, o con un barco diseñado para desplazarse a mucha velocidad.

El paso de la hélice se corresponde con el avance teórico que genera la hélice al girar esta una vuelta. Puesto que el agua es un medio no sólido y por tanto se producen rozamientos y deslizamientos, el avance real será siempre a regímenes de funcionamiento óptimos, algo inferior al teórico.

 

Materiales

Pueden ser de muchos tipos, entre ellos de aluminio, acero inoxidable, bronce, o materiales compuestos. Las hélices en composites trabajan bien y no son muy caras. Las de aluminio son las más utilizadas debido a la gran cantidad de medidas con que pueden ser fabricadas y las diversas condiciones y revoluciones con que pueden ser utilizadas. Las de bronce y acero inoxidable son las que ofrecen las mejores prestaciones y duración, y son muy adecuadas para barcos que se desplacen a mucha velocidad

Una hélice perfecta debería pesar lo mínimo, ser lo más rígida posible, no verse alterada por el entorno marino y poderse reparar con facilidad. Por todo ello un material muy indicado (si no fuera por su elevado precio y dificultad para trabajarlo y repararlo) sería el Titanio, que es totalmente inmune a la oxidación y liviano.

Existen distintas aleaciones adecuadas para la fabricación de hélices pero las investigaciones en materiales compuestos son prometedoras. Además de ser totalmente inmunes a la oxidación y muy livianas, las hélices en composites tienen un comportamiento frente al impacto muy diferente que las de metal. El daño queda localizado solo en la zona del golpe, sin comprometer todo el eje o la reductora como a veces ocurre con las hélices de metal.

Número de palas

En cualquier hélice es importante tener suficiente superficie de palas, capaz de distribuir la potencia del motor entre ellas, para tener una superficie suficiente para desplazar todo el volumen de agua que la potencia del motor permita.

Palas demasiado pequeñas causan cargas muy altas, lo que significa que la hélice no es capaz de absorber toda la potencia transferida por el motor. El resultado es lo que conocemos como cavitación, vibraciones y en algunos casos extremos, picaduras en las palas.

Cavitación

La cavitación se produce cuando al girar muy rápido, o por exceso de velocidad del barco, la presión de la cara anterior de la hélice (la que está más a proa) decae a valores muy pequeños. En estas condiciones, en la zona con depresión se forman burbujas de vapor por culpa del vacío que se ha creado (literalmente el agua hierve). Cuando las burbujas de vapor que se han creado de forma casi instantánea salen de esta zona de la hélice y vuelven a una zona con presión normal, se colapsan y se condensan otra vez en líquido. Durante el proceso de condensación se producen vibraciones ruidos y pérdidas de prestaciones. La cavitación puede estropear fácilmente una hélice, mellando sus bordes de ataque, doblando las palas o picando su superficie.

¿Si aumentamos la superficie de la pala, podemos disminuir el diámetro de la hélice? Sí, pero hasta cierto punto ya que disminuirá la eficiencia cuando nos desplacemos a altas velocidades. Una hélice de tres palas es una buena solución de compromiso que consigue baja carga de palas y un área capaz de absorber la potencia del motor. Para un mismo diámetro y paso, al cambiar de una hélice de tres a otra de cuatro palas, normalmente no es necesario efectuar grandes correcciones en el paso o diámetro de la nueva. Por ello casi siempre podremos pasar de una de tres palas a otra de cuatro palas sin observar modificaciones en el comportamiento de la embarcación.

Las hélices de gran diámetro, las de alta velocidad, o las de palas plegables (pico de pato) y paso variable requieren estudios especiales que deben ser afrontados por un experto.

La hélice perfecta

La elección de una hélice es determinante en las prestaciones finales de una embarcación.

Puesto que a igualdad de eslora los barcos son utilizados para aplicaciones muy distintas, existen muchas hélices diferentes para una misma eslora de barcos. La clave fundamental es escoger una hélice que permita trabajar a los motores a su régimen óptimo de trabajo.  Las revoluciones alcanzadas al acelerar con todo, deben caer dentro del par máximo alcanzado teóricamente por el motor. El conocido como wide open throttle (WOT) debe caer en un régimen de revoluciones idóneo y característico para cada motor y puede ser conocido en el manual. Dependerá también si se trata de un motor a gasolina o diesel.

Cuándo cambiarla

Si está dañada o si las prestaciones conseguidas son muy inferiores a las que en teoría debía conseguir. Una hélice bien escogida debe permitir alcanzar el régimen de revoluciones a máximo de aceleración en la zona de la curva en donde el motor entrega el máximo de potencia. El paso de una hélice y las revoluciones están inversamente relacionadas: Al incrementar el paso se reducen las revoluciones que el motor es capaz de alcanzar. Podemos tomar como referencia que un cambio de un grado en el paso de las palas modificará unas 200 rpm el régimen del motor. Por tanto si su motor no es capaz de alcanzar al tope las revoluciones a las que el motor entrega su máxima potencia, piense en reducir el  paso de la hélice en tantos grados como sean necesarios.

Por ejemplo su motor intraborda ofrece el par máximo a 2.800 rpm, pero con la palanca a fondo, el motor solo alcanza las 2.200 rpm (suponiendo que no es un problema de mantenimiento de filtros o mal estado del motor) entonces se debería cambiar la hélice por una de tres grados menos de paso.

En vez de ajustar el ángulo de palas es posible jugar con el diámetro de la hélice. Si tenemos que aumentar el ángulo, podríamos aumentar el diámetro de la hélice dejando el mismo paso, y por el contrario, en vez de disminuir el ángulo, podríamos bajar el diámetro.

Escogeremos un paso pequeño para sacar esquiadores del agua de forma eficaz y por tanto conseguir potencia a baja velocidad. Sin embargo para altas velocidades deberíamos quedarnos con un paso más fuerte y en consecuencia no excedernos en el diámetro de la hélice.

Un yate de desplazamiento requiere maximizar la eficacia de la hélice a bajas velocidades y necesita pasos bajos y diámetros grandes. Esto mismo le ocurre a un velero, salvo que cuanto más grande sea el diámetro también más resistencia creará al navegar a vela… De modo que las soluciones son siempre de compromiso. En un velero la hélice plegable de gran diámetro en “pico de pato” es una solución muy buena, salvo por su precio y por ser más delicadas y por tanto requerir más mantenimiento.

Las hélices con “topes de extremos”  tienen una forma afilada en los extremos de las palas que permite cortar el agua de forma más eficiente a altas velocidades, permitiendo a los barcos planeadores alcanzar mayores rendimientos en su máxima potencia, y ahorros en consumos a mucha velocidad. Actúan igual que los wind-tips de las alas de los aviones, esas terminaciones que tienen en los extremos las alas de los modelos recientes de Airbus y Boeing. Este tipo de hélices es muy adecuada para motores con power trim, para poner  a la hélice trabajar eficazmente cerca de la superficie del agua y reducir la cavitación.

Sobrevivir en una balsa salvavidas

miércoles, agosto 10th, 2011

El abandono de la embarcación es siempre la última de las opciones a la hora de una emergencia en aguas abiertas. Mientras exista una mínima esperanza de que el barco pueda seguir a flote, no tomar esta opción que resultará, como mínimo, difícil y arriesgada; ya que deberá realizarse en condiciones de peligro como las que provocan el hundimiento.

 

Sin embargo, al agotarse el resto de las posibilidades, hay que mantener la calma y actuar con la mayor frialdad posible. Llevar puesto el chaleco salvavidas, que permitirá mantenerse a flote independientemente del  agotamiento físico. El chaleco es el elemento básico, pero si hay tiempo y equipo para ello, convendrá vestirse con ropa especial que permita mantener el calor corporal.

 

Pocas veces existe la opción de entrar al agua de manera gradual. Lo usual es saltar desde lo alto y, siendo así, lo más adecuado es hacerlo de pie, con las piernas y rodillas juntas, sujetando el chaleco con una mano y tapando la nariz con la otra.

 

Una vez en el agua, nadar hasta la balsa o  unirse al resto de los compañeros. Nadar lo mínimo posible, para minimizar la pérdida de calor. Adoptar la posición conocida como H.E.L.P. (Heat Escape Lessening Posture), que consiste en mantener las piernas ligeramente cruzadas, con una mano cubriendo la boca y la entrada del aire de la nariz, para protegerlas de las rociadas del mar. Ambos brazos deberán estar pegados a los costados. Si hay más náufragos, ponerse todos juntos puesto que flotar en grupo reduce la pérdida de calor corporal, al tiempo que sirve para aumentar las esperanzas de supervivencia al sentirse protegido.

 

Subir a la balsa no es fácil a causa del chaleco, oleaje,  nerviosismo… es  importante que la tripulación se mantenga unida y que se ayuden unos a otros en esta tarea.

 

Sobrevivir en el mar

 

Los minutos posteriores a la tensión vivida con el abandono del barco, requieren de un gran temple y solidaridad entre  los miembros de la tripulación.

 

Nada más subir a la balsa, revisar el material de supervivencia y alejarlo al máximo de la humedad. En una balsa equipada adecuadamente, se puede sobrevivir hasta 100 días a la deriva, tiempo más que suficiente para ser rescatado. Hay que mantener la calma.

 

La tarea más importante del que esté al mando es que no cunda el pánico y que se repartan las tareas, de forma que cada uno tenga claros sus deberes y funciones.

 

Hay que saber cómo manejar a los principales enemigos del náufrago: hipotermia, deshidratación, fatiga y sueño.

 

Hipotermia

 

Significa “baja temperatura”. El enfriamiento de la temperatura corporal por debajo de 37,5ºC. Existen diferentes razones que pueden provocarla:

 

  • Irradiación: transmisión de energía en forma de emisión de rayos infrarrojos hacia el entorno.

 

  • Conducción: transmisión de energía hacia los objetos en contacto.

 

  • Evaporación: el sudor o el agua sobre la piel consume energía del cuerpo al transformarse en vapor.

 

  • Convección: el aire que circula por fuera del cuerpo (viento), expulsa al aire caliente encerrado en los trajes. El cuerpo se enfría al tratar de recalentar constantemente esta capa periférica.

 

  • Pérdida de calor en el cuerpo: Hay zonas del cuerpo en que se nota el frío especialmente (manos y pies). Pero las zonas más importantes de pérdida de calor son las de mayor circulación sanguínea, que tienen menor protección muscular y/o adiposa.

 

  • La cabeza: mantenerla protegida con un gorro; de otra manera puede llegar a perder hasta un 50% de la producción de calor corporal. Otros sitios de pérdida de calor son: cuello, ingles, costados.

 

Síntomas de la hipotermia

 

  • Escalofrío: para evitar la pérdida de calor, el cuerpo hace vibrar los músculos. Esta reacción incontrolable se denomina escalofrío, que puede llegar hasta la contracción muscular en caso de que el frío persista.

 

  • Pérdida de destreza manual: significa que hay un grado avanzado de hipotermia.

 

Tratamiento de emergencia de la hipotermia

 

  • Si está en el agua, sacarlo lo antes posible, siempre de forma horizontal.

 

  • Que mantenga los pies en alto.

 

  • Que no se golpee.

 

  • Quitar la ropa mojada y cortarla con unas tijeras, en caso de que sea posible.

 

  • Secar a la persona sin frotar, presionando suavemente con papel de cocina o con una toalla.

 

  • Si está consciente y tiritando, hacerle entrar en calor a través de bolsas de agua caliente en el pecho y en el cuello.

 

  • Si está consciente pero no tirita, acostarla y protegerla  del viento.

 

  • Nunca dar alcohol porque puede hasta matar a una persona que sufre hipotermia al provocar dilatación de los vasos sanguíneos.

 

Datos importantes sobre deshidratación

 

  • Dos tercios del peso corporal corresponde a agua y la pérdida no compensada de líquido merma la capacidad para realizar cualquier tipo de ejercicio. La deshidratación conlleva cansancio muscular, que en muchas ocasiones puede ser causa de una lesión.

 

  • El porcentaje de disminución de la capacidad para realizar un trabajo es diez veces superior al porcentaje de la pérdida de agua en el total del peso corporal. Una persona que pierde una cantidad de agua igual a 1% de su peso, disminuirá su capacidad en un 10%.

 

  • Beber constantemente, aunque no se tenga sed. Tener en cuenta que cuando la sed aparece lo hace como un mecanismo de alerta del cuerpo, avisando que la deshidratación comenzó.

 

  • Si no se compensa una pérdida de líquido importante, disminuye el rendimiento y la resistencia, surgen calambres y, en casos más graves, aparece el temido “golpe de calor” que puede tener diferentes consecuencias. Además, dentro de la balsa, los mareos y vómitos pueden favorecer la deshidratación.

 

  • Idealmente beber solamente agua dulce. Nunca beber agua de mar. Las balsas salvavidas deben estar equipadas con suficiente agua dulce y, además, cuentan con bolsas capaces de retener agua de  lluvia.

 

  • Existen desalinizadoras manuales de emergencia que actúan por ósmosis inversa y que pueden eliminar más del 98% de la sal del agua de mar. Son una solución en estas situaciones.

 

  • Una opción extrema es pescar para “prensar” las capturas y beber el líquido que se desprenda de sus cuerpos.

 

  • Es importante beber en pequeñas cantidades, con sorbos cortos espaciados en el tiempo. La capacidad y rapidez de asimilación de líquidos por el cuerpo es limitada.

 

  • Una vez el agua en la boca, mantenerla durante todo el tiempo posible, para después tragarla.

 

Cansancio

 

Cada persona dispone de un nivel de resistencia particular y el cansancio físico irá apareciendo de manera paulatina en cada uno de los tripulantes. Y es que,  a pesar de que dentro de la balsa la capacidad de movimiento es limitada, el cuerpo se entumece y pasa las horas en posturas incómodas.

 

Resulta fundamental mantener una buena circulación de la sangre por todo el cuerpo. Hacer movimientos normales, cambiar la postura, tensionar y aflojar los músculos (en especial los hombros y asentaderas), abrir y cerrar los dedos de pies y manos, mover los brazos igual que en la acción de abrazar, fruncir el entrecejo y mover los músculos faciales. Una pequeña tabla de ejercicios, además de evitar el entumecimiento del cuerpo permite distraerse un rato.

 

Por otro lado está el cansancio psicológico. Puede aparecer un sentimiento de desesperación que resulta peligroso si no se maneja bien entre el resto de los tripulantes. La colaboración y apoyo de todos los presentes son el mejor antídoto.

 

Nerviosismo

 

Las largas horas encerrado, cansancio, incomodidades… en el reducido espacio de una balsa salvavidas puede llevar a una situación que, si no se controla, puede tener consecuencias nefastas. Al empezar el estrés (“ataque de nervios”), actuar de la siguiente forma:

 

  • Respirar suave y profundamente por la nariz.

 

  • Expirar a fondo, también suavemente.

 

  • Con los pulmones vacíos, contener la respiración antes de inspirar de nuevo.

 

  • Evitar la respiración rápida y no controlada que sólo genera más nerviosismo.

 

Estos ejercicios de respiración durante unos minutos, generará cierta tranquilidad para afrontar la situación con otro “ánimo”. Una vez más, el apoyo del resto del grupo resulta de vital importancia.

 

Mareo

 

La balsa salvavidas es un medio húmedo, desprende olor a plástico, sigue los movimientos del oleaje haciendo que los vaivenes sean constantes y rápidos. Es decir, es perfecta para que la gente se maree.

 

Lo normal es que la persona mareada vomite. Es importante que los compañeros presten atención a la intensidad y continuidad de los vómitos, puesto que, aunque en principio el mareo no es grave, los vómitos constantes pueden provocar deshidratación y favorecer la hipotermia.

 

Se aconseja ingerir pastillas del tipo Dramamine y adoptar una posición horizontal supina con la cabeza apoyada en los flotadores.

 

Cómo actuar

 

Es importante tener las ideas claras y saber cómo actuar. Los primeros instantes son claves para la futura supervivencia de toda la tripulación.

 

  • Situarse: con un GPS o una carta náutica, situarse en la zona, anotando la hora del naufragio junto con la posición, el estado del mar y la dirección y fuerza del viento.

 

  • Anotar la nueva posición: por la velocidad de deriva o por GPS. Esta anotación se hará cada X periodo de tiempo.

 

  • Radiobaliza: debe funcionar y estar correctamente amarrada a la balsa.

 

  • Cerrar las entradas de la balsa: Cada cierto tiempo abrirlas para renovar el aire, ante cualquier sospecha de pérdida de dióxido de carbono o presencia de dolores de cabeza.

 

  • Echar el ancla flotante de capa.

 

  • Evitar posturas que favorezcan el entumecimiento.

 

  • El material de rescate es limitado, no malgastar las bengalas ni los botes de humo.

 

  • Hacer guardias por turnos las 24 horas del día para cuando aparezca el rescate, poder realizar las adecuadas señales de alarma.

 

  • Evitar en lo posible que el suelo de la balsa esté mojado y/o húmedo. Secarlo siempre que se pueda.

Todo lo que hay que saber sobre la osmosis en una embarcación

domingo, julio 10th, 2011

La osmosis es un proceso de degeneración que se produce en el estratificado de fibra de vidrio. Es el resultado de una reacción química entre el agua y las sustancias en el interior del casco. El agua penetra en el casco a través de gelcoat y, una vez en el interior, reacciona químicamente creando sustancias ácidas. Estas sustancias ejercen una presión sobre el interior del gelcoat, que dan lugar a la aparición de ampollas y, finalmente, grietas. Cuando el gelcoat se ha agrietado de esta manera, el laminado subyacente puede absorber el agua como una esponja. Este fenómeno puede compararse con la aparición múltiple y progresiva de caries en una dentadura joven.

Para entender bien el origen del fenómeno es importante tener una mínima idea de cómo se construye un casco de fibra. Primero se aplica al molde la cera que facilitará el “despegue” del casco una vez terminado y luego una serie de manos de gel coat que es una resina pigmentada que dará al casco su color y acabado. A él le sigue el material de fibra de vidrio saturado en resina de poliéster. Es en esta matriz de fibra de vidrio en la que comienza la dañina caries en forma de diminuta ampolla cuando el agua se cuela a través del gel coat. Pequeñísimas cantidades de agua penetran la fibra de vidrio y comienzan a disolver las sustancias químicas que se encuentran en ella, generalmente la resina que no ha curado los contaminantes del proceso de construcción. La solución acuosa resultante induce el paso de más agua, a través del gelcoat, por ósmosis. A medida que ingresa más en el agua la presión va en aumento, hasta que finalmente la ampolla toma forma afectando al laminado del área que ocupa. Luego se forman más ampollas y el proceso va pasando por diferentes estadios: al principio constituye un mero trastorno y al final se convierte en un problema de integridad estructural del casco.

¿Cuándo puede producirse?

El tiempo exacto transcurrido antes de que se produzca la ósmosis depende de muchos factores, entre los que cabe incluir el tipo de agua donde la embarcación está amarrada, la temperatura del agua y, el más importante, la calidad de construcción original del casco. En algunos casos las impurezas reactivadas en el gelcoat y en el laminado producen ósmosis en una temprana fase de la vida de la embarcación. Este es un problema estructural atribuible al constructor del barco. Aproximadamente el 15 por ciento de los casos de ósmosis se deben a esta causa que, normalmente se hace evidente antes de los primeros años de vida del barco. Exceptuando este inconveniente específico, en el resto de los barcos su presencia estalla, a veces, rápida y tempranamente y otras, luego de muchos años, pero el hecho es que aún hoy, mientras se dispone de avanzada tecnología, nadie puede predecir cuándo y en qué casco harán su aparición.

¿Aparece inevitablemente en todos los barcos de fibra?

Cualquier casco que no esté protegido es susceptible de presentar señales de ósmosis como el óxido en un automóvil. Cuando la industria náutica deportiva comenzó a lanzar las primeras embarcaciones de fibra de vidrio nadie pensó ni imaginó que el gelcoat podría ampollarse debido al fenómeno de ósmosis, ya que se lo suponía un material totalmente impermeable que mantendría secas para siempre las resinas y fibras subyacentes. No obstante, estas misteriosas ampollas aparecen en algunas embarcaciones y más misteriosamente aún, no lo hacen en otras.

¿Sólo la genera la humedad que proviene del exterior?

La ósmosis no sólo es causada por el agua de la parte exterior del casco, el agua de la sentina también puede causarla. En consecuencia, vale la pena hacer un esfuerzo para mantener las sentinas secas.

¿Cómo se reconoce?

Las ampollas son la principal señal de alarma y cuando se detectan hay que proceder a un inmediato examen profesional. El tamaño de las ampollas puede varias desde el de la cabeza de un alfiler hasta superficies tan grandes como la palma de la mano. La presencia de cualquier líquido en el interior de las ampollas es indicio de un problema potencial. Si el líquido tiene un sabor / olor agrio, avinagrado o si cuando se refriega entre los dedos índice y pulgar es graso o pegajoso, la probabilidad de que se produzca ósmosis es elevada. Antes de realizar cualquier tratamiento es necesario establecer cuál es la causa del problema. Esto confirmará si hay que eliminar todo el gelcoat o si una reparación localizada ya es suficiente. Ésta es la razón por la cual es esencial el asesoramiento profesional.

¿Qué otro indicios pueden estar anunciando la ósmosis?

Grietas en forma de estrella. Este efecto puede producirse cuando el gelcoat es quebradizo. Estas grietas finas suelen deberse a flexiones violentas o a daños como consecuencia de impactos que permiten que el agua se filtre hacia el laminado.

Agujeros del tamaño de un alfiler. Las burbujas diminutas presentes en el gelcoat reducen la eficacia de éste y facilitan una rápida absorción de agua.

Fibras sobresalientes. Algunas veces estas fibras se observan sobresaliendo por debajo o a lo largo del gelcoat y pueden producir “mechas” por donde el agua pasa al interior del casco por acción capilar.

Polimerización deficiente del gelcoat. Se produce en aquellos puntos donde la resina del gelcoat se ha mezclado incorrectamente o cuando se ha aplicado en condiciones inadecuadas y no ha polimerizado correctamente. Esto produce porosidad y pueden facilitar la penetración del agua.

¿Todas las ampollas indican presencia de ósmosis?

Algunas ampollas se producen por razones distintas a la ósmosis. A menudo son visibles en forma de erupciones de pequeñas ampollas del tamaño de cabezas de alfiler o hinchazones, bien en puntos localizados (frecuentemente alrededor de la línea de flotación) o bien en toda la viva de la embarcación. Estas ampollas son a menudo difíciles de romper. Una vez rotas y abiertas, están secas y no producen ningún olor ya que pueden deberse a bolsas de aire. Éste no es un problema serio pero en cualquier caso siempre hay que comprobar el nivel de humedad del casco antes de iniciar cualquier tratamiento.

¿Cómo se previene?

En las embarcaciones nuevas la prevención se logra mediante la aplicación de una capa de aislamiento llamada barrier coat. En la actualidad la mayoría de ellas salen de los buenos astilleros contando con ese tratamiento y una garantía contra la ósmosis de diez años. Es muy importante leer detenidamente la garantía porque el comprador se verá obligado a tener especiales cuidados para que el tratamiento no se vea afectado durante dicho período sobre todo al efectuar tareas de mantenimiento que requieran lijados, siendo el arenado materia prohibida. Si la unidad a comprar no cuenta con ella, no está demás averiguar si el constructor utilizó resinas resistentes al referido fenómeno osmótico –generalmente se utilizan de base vinílica (vinylester)-. Pero si usted quiere dormir tranquilo tomando el toro por las astas, entonces lave el casco con un disolvente específico de ceras, líjelo concienzudamente y luego aplique las manos necesarias de resina epoxi recomendada por fabricantes de primera línea. Para asegurarse de que toda la superficie quede cubierta se utiliza en cada mano material de un color contraste con el de la mano anterior. Es fundamental seguir a rajatabla las recomendaciones del fabricante y asegurarse de que el casco esté libre de cera, polvo y cualquier otro contaminante antes de aplicar la resina. Generalmente la “barrera” se logra con una superficie de 900 micrones de espesor (5 manos de 150 micrones) siendo muy práctica y recomendable la aplicación con rodillo siguiendo el método de “húmedo sobre mordiente”. Algunas resinas epoxi tienen un tiempo fraguado muy rápido por lo que, debido a su alto precio, es conveniente mezclar ambos componentes en dosis medicinales hasta que se le haya tomado la mano al producto. Se trata de una tarea compleja que exige cierto nivel de especialización por parte de los técnicos y la utilización frecuente de instalaciones adecuadas. No obstante, si quiere realizar el trabajo usted mismo, puede hacerlo, siguiendo los pasos que se detallan a continuación:

  1. Dejar secar totalmente antes de ser reparado. Por “dejar secar” debe entenderse dejar que el agua se evapore totalmente del laminado, que también esté químicamente seco y que el pH de la superficie sea lo más neutro posible. Cualquier resto de humedad que el casco retenga se verá atrapado por el sellado de la “barrera” si éste se aplica prematuramente, por lo que el problema quedará subyacente. En el primer mundo existen sistemas artificiales para acelerar el secado, como superficies aspirantes, calefactores especiales, dispositivos combinados como el Hot Back, etc. Estos equipamientos no existen en nuestro país, por lo que el proceso deberá ser realizado con métodos naturales. Ármese de paciencia, pues el secado puede demorar meses. Desde ya asuma que no dispondrá del barco durante ése verano, única estación de año en que en nuestra latitud puede lograrse el objetivo.
  2. Eliminar completamente la capa del gelcoat. Para ello pueden utilizarse sistemas como el arenado, el hidroarenado, la abrasión con microesferas, o la utilización de una fresadora eléctrica llamada Gelplane. En el caso por decidirse por el arenado o el hidroarenado averigüe si podrá hacerlo en su varadero y en caso afirmativo en qué momento, pues algunos no lo permiten hasta comenzado el verano, cuando ya han ido al agua la mayoría de los barcos que están en mantenimiento para la temporada. En el caso de arenar, asegúrese de haber protegido todo mecanismo y parte expuesta de la arena, tanto de la obra viva (trasductores, correderas) como del resto (molinetes, cabrestante) que puedan ser afectados por ella, taponando todo orificio o rendija por la que pueda penetrar. Si puede, confeccione una carpa de polietileno que aísle el área de trabajo. Esté presente durante el proceso para asegurarse que el material gelificado sea removido totalmente evitando que se quite material del laminado en buen estado y reduciendo la resistencia estructural del casco.
  3. Lavar la fibra expuesta con agua a presión. Una vez eliminado el gelcoat realice este procedimiento por lo menos dos veces por semana para enjuagar el material que el casco está exudando.
  4. Dejar secar el casco. Este es el paso más crítico para asegurar que la ósmosis ha desaparecido. Es conveniente realizar un proceso exhaustivo de limpieza y secado en esta fase y no utilizar productos que contengan disolventes como se hace en otros sistemas. La experiencia ha demostrado que la retención  del disolvente constituye una amenaza real cuando se utilizan pinturas epoxi normales que contienen disolventes, ya que puede provocar la reaparición de la ósmosis antes de lo esperado. Asegúrese de que la cirugía del barco quede lo más perpendicular posible a la trayectoria del sol, de lo contrario desperdiciará energía solar y tiempo. En caso de que el piso del varadero sea de un material que no refleje el calor del sol, por ejemplo pasto, coloque debajo del casco algunas chapas de zinc facilitando de esa manera la convección.
  5. Consiga un medidor electrónico de humedad (higrómetro) por contacto y controle periódicamente los valores. Antes, identifique los lugares del casco tras los que hay elementos metálicos: tanques de combustible, cañerías, vela de timón, etc, pues el instrumento se verá afectado por ellos indicando, erróneamente, valores altos. Para familiarizarse con este problema tome un trozo húmedo de madera, mídalo, colóquelo luego sobre una superficie metálica y vuelva a medirlo comparando los valores obtenidos, durante la medición no arrastre el instrumento por la superficie del casco pues rayará la delgada lámina de dieléctrico del circuito impreso que oficia el sensor, dañándolo.
  6. Aplicar resina epoxi sin disolventes. Cuando el valor porcentual de humedad de las diversas partes de la obra viva sea el 14% o menor, usted podrá entonces comenzar el tratamiento utilizando preferentemente productos de una misma línea de calidad reconocida, cuyos fabricantes, normalmente, brindan asesoramiento. Tenga en cuenta que las resinas epoxi que se utilizan en la manos de éste programa, como el “gelshied plus” de internacional o similares, son de alto espesor, bastante costosas y difícil de conseguir en nuestro país, y no son las mismas que se usan formar la “barrera” de prevención en los casco nuevos o en el tratamiento individual de las ampollas de tallado anteriormente, como el “gelshield 200” del mismo fabricante, que en realidad es una imprimación epoxi contra la ósmosis. Ninguna de estas resinas debe ser disuelta bajo ningún concepto. Una vez aplicada la primera mano con rodillo y pincel para extender conveniente el producto y rellenar todos los huecos, se puede masillar hasta que el casco recupere su forma original.
  7. Luego de la masilla aplicar tres manos de resina epoxi de alto espesor y dos manos de imprimación epoxi. Una capa debe ser aplicada a continuación de la otra y en lo posible usando el método “húmedo sobre mordiente” o bien lijando entre manos hasta hacer desaparecer el brillo, en el caso de que se haya excedido el tiempo entre mano y mano. Si se ha dejado pasar una noche entre manos preste mucha atención a la posible formación de una delgada película, como de transpiración, sobre la superficie, “llamada transpiración de aminas”. De ser así lave con detergente y agua tibia enjuagando luego y dejando secar. Una vez que haya dado la segunda mano de imprimación epoxi el tratamiento habrá terminado y podrá comenzar con el antifouling.

Curación parcial

Cuando un barco es sacado a tierra suele suceder muchas veces que se aprecien en casco o en el timón algunas ampollas esporádicas, pero que el gelcoat se presente parejo y liso, sin evidencias de mayor daño en él. En ese caso puede convenir tratar cada ampolla individualmente demorando así por unos años más el costoso tratamiento integral. No bien el barco esté en tierra marque de inmediato las ampollar y toda fisura en forma de estrella antes de que drenen el líquido que contienen y se resuman, volviéndose difíciles de identificar. Luego ábralas y con la minuciosidad de un odontólogo elimine todo el material afectado (tiene aspecto de gel) raspando hasta que no encuentre signos de daños en el laminado. Lave bien los huecos con agua natural y déjelo secar, lo que puede demorar desde unos días hasta varias semanas. Si la ampolla era grande y el drenaje continua lave el hueco con agua hasta dos veces por semana para retirar los restos del liquido que drena, generalmente ácido, y mantener así el pH de  la superficie lo más neutro posible. Cuando los orificios hayan secado, lo primero será sellar convenientemente el laminado con resina epoxi de baja densidad para que penetre la superficie y la deje preparada para recibir la masilla epoxi que rellenará el hueco. Una vez realizado esto último sólo quedará una lijada de terminación y reponer el antifouling.

La sentina

Ojo con la sentina. Sobre todo si a ella va el agua de las duchas ya que junto a los líquidos derramados involuntariamente, producto de fortuitas perdidas del motor o caja (gasoil, aceite fluido hidráulico), formará una solución acuosa de disolventes aún más agresivos, que llegará finalmente al interior de la fibra. Por ello es muy importante sellar también las sentinas con resina epoxi por lo menos hasta el nivel al que podría llegar ocasionalmente el agua acumulada ella.

¡Cuidado con las estelas!

sábado, julio 9th, 2011

Las estelas, olas en forma de V largas y espumosas, que dejan detrás las popas de las lanchas de motor según cortan a través del agua, pueden ser problemáticas. Cuando otras embarcaciones se topan con ellas, pueden haber lesionados.

Se  puede evitar ser el receptor de los insultos y maldiciones de otros capitanes, usando un poco de sentido común y cortesía. Esto significa no planea al entrar a una zona de no estela o dondequiera que su estela pudiera comprometer la seguridad de otras embarcaciones.

He aquí algunos consejos para ayudar a evitar que usted y otros navegantes sufran lesiones por las estelas de las lanchas:

  • Reduzca la velocidad temprano: Las estelas de las lanchas viajan distancias, de manera que reduzca la velocidad antes de llegar a la zona de velocidad reducida, no espere llegar a la señal.
  • Reducir la velocidad sólo un poco no es suficiente: Al entrar a la zona de no estela, algunos navegantes apenas reducen la velocidad de la embarcación y entonces surcan a través del agua con la proa subida y la popa enterrada, lo que en realidad aumenta la estela. No planee de ninguna manera.
  • Nivélela: Sin usar estabilizadores (trim tabs), una embarcación que ha reducido la velocidad debería estar nivelada en el agua. Con algunas lanchas pequeñas, el mover a los pasajeros de un lado a otro puede ayudar, ya que demasiado peso en popa aumenta el tamaño de la estela.
  • Vigile los bajos: El agua poco profunda aumenta el tamaño de la estela.
  • Las lanchas pequeñas no son inocentes: Las estelas no son solamente un asunto de lanchas grandes. Las embarcaciones pequeñas en la posición de proa abajo pueden producir grandes estelas.
  • Al acercarse a una estela, reduzca la velocidad pero no se detenga: Las lanchas de motor son más estables cuando están en marcha, de manera que detenerla podría empeorar las cosas. Evite tomar una estela por el través o de frente. El mejor método es a un ligero ángulo.
  • Cuide la tripulación de edad avanzada: Las personas sobre 50 años de edad sufren la mayoría de las lesiones personales, principalmente como resultado de estar sentado cerca de la proa cuando la lancha choca contra una estela. Es mejor sentar a los pasajeros, especialmente a los de edad avanzada, en medio de la lancha.
  • Avise a la tripulación: Un simple “agárrense” debería resultar, siempre y cuando se grite el aviso mucho antes de que la estela llegue.

Puertas de acceso a una embarcación deportiva

viernes, julio 8th, 2011

El acceso a la embarcación, ya sea desde el puerto, desde el muelle o desde un auxiliar que se encuentra a flote, debe resultar cómodo y seguro.

Aunque se trate de una lancha de relativamente poca eslora, el acceso deberá estar pensado y ser sencillo, puesto que siempre existe el riesgo de que alguien se caiga al agua.

La puerta de acceso al barco limita el perímetro desde el interior por motivos de seguridad, y desde fuera cierra y delimita nuestro territorio que deberá ser respetado al igual que cuando cerramos la puerta de la casa.

Por lo tanto, se le definen dos funciones: desde fuera deberá cerrar el barco a cualquier intruso y desde dentro deberá cerrar la cubierta, bañera o el pasillo lateral para que, cuando estemos navegando, nadie caiga al agua.

El  problema es que no estamos ante una puerta blindada, basta con saltar por encima para superarla y acceder a bordo, de ahí que muchos no la respeten como tal (en este caso se cuenta con la vigilancia y la seguridad de la marina)

Características ideales del acceso

Funcionalidad: la entrada al barco debe resultar fácil para todos tripulantes y desde todos los puntos. No siempre se entra a la embarcación desde un cómodo puerto, por lo que la entrada deberá ser igualmente fácil cuando tengamos que hacerlo desde un muelle flotante que se mueve o desde un dingui estando mar adentro. Tomar en cuenta que entre la tripulación puede haber un niño o un anciano.

Integración: la puerta debe quedar perfectamente integrada en el barco, tanto en diseño como en materiales de construcción.

Forma y presencia: Deberá tener la suficiente entidad para que se entienda que es el acceso al barco y que cuando se encuentra cerrada debe ser respetada.

Seguridad: Los accesos a las embarcaciones deportivas resultan fáciles de abrir desde fuera (o de saltar), por ello, tal como dijimos antes: vigilancia y seguridad de la marina.

Sin embargo, el cierre sí es fundamental desde dentro. Si una puerta no cierra con seguridad, se abre fácilmente o no cierra bien es un peligro constante a bordo. Cualquier tripulante descuidado si busca un punto firme de apoyo, puede terminar en el agua. Un susto que en ocasiones puede convertirse en un grave accidente.

En este sentido, las puertas de la gran mayoría de los accesos a bordo abren siempre hacia dentro del barco. En cuanto al cierre, puede ser de forma doble: por dentro y por fuera.

Acceso por las bandas

Si un barco tiene acceso por lo menos por una de las bandas, implica que la barandilla se interrumpe y permite el paso. Por supuesto, después podrá cerrarse y al hacerlo deberá notarse lo menos posible que existe esta puerta, tanto por la estética del barco como por la seguridad de todos los que se encuentran a bordo.

Para que quede bien integrado, el acceso deberá estar realizado en el mismo material que la barandilla y deberá seguir su diseño, tratando de que las bisagras queden disimuladas, y que no supongan peligro por corte o enganche.

Deberá contar con un sistema que garantice quedar perfectamente cerrado durante la navegación. La puerta debe poder abrirse al menos 90 grados, aunque es recomendable que pueda ser abatida totalmente contra la parte fija y preferiblemente hacia el interior. Además, al abrirse por completo deberá quedar fija para que no resulte un estorbo al meter carga.

Acceso por popa

Este acceso deberá tener un camino libre y fácil. A veces en la popa hay un auxiliar, o una ducha para quitar el agua salada al subir a bordo… elementos que hacen más difícil el acceso. Sin embargo, nada debería impedir el acceso al barco, teniendo en cuenta que en ocasiones hay que subir cargados, que el mar puede estar movido o que subirán personas que no estén habituadas a moverse en una embarcación.

La forma de la popa, su altura, los posibles “estorbos” y el espacio que dejen disponible es lo que marcará el tamaño y la altura del acceso.

Las pasarelas

Las plataformas de popa provocan que no se pueda acercar la popa al muelle para subir o bajar a bordo con un simple salto. El acceso a bordo queda más lejos de tierra firme. Para solucionar esto se han desarrollado las pasarelas.

Desde un simple tablón con antideslizante o unas tablillas que después puedan recogerse fácilmente a bordo, hasta pasarelas telescópicas o hidráulicas, fijas, que pueden ser activadas desde un mando a distancia. Eso sin contar con los diferentes tamaños y sistemas de acceso: con pasamanos de cabo, de tubo, con suelo de teca, con estructura de aluminio…

Sea como sea, deberá resultar lo suficientemente ancha, cómoda y segura para garantizar la entrada de todo tipo de tripulantes. Por supuesto deberá estar totalmente libre de obstáculos y deberá anclarse en el acceso a bordo, quedando a su mismo nivel para evitar tropiezos. Conviene que sea regulable en altura, para poder adaptarla a la altura del muelle.

Es importante el sistema de elevado para cuando se abandone el puerto. Puede ser de plegado o telescópico, que permita ocultar la mayor parte de la pasarela y que quede guardada de forma tal que no estorbe la navegación.

Para recordar

  • Las puertas de acceso a la embarcación siempre deben permanecer cerradas.
  • Una alfombrilla colocada en el acceso evitará la excesiva suciedad a bordo.
  • Use materiales antideslizantes para el suelo.
  • Todas las puertas de acceso deberán ser lo suficientemente amplias para favorecer la entrada con materiales voluminosos.
  • Una vez abierta, la puerta no debe interrumpir el paso.

Hacerse a la mar y zarpar estando fondeados

viernes, julio 8th, 2011

Tanto si nos encontramos en un barco de vela como si estamos en uno a motor, la maniobra del hacerse a la mar dependerá en gran medida del viento que tengamos en ese momento.

Embarcaciones a motor:

  • No zarpe de un muelle con marcha avante, la popa rozará contra el muelle.
  • Separar la popa haciendo cabeza sobre un spring amarrado desde la proa hasta el punto del muelle situado detrás de la mitad del barco.
  • Avanzar lentamente hacia el spring.
  • Una vez esté tenso el spring se coloca la caña hacia el costado en el que está el muelle.
  • Acelerar poco a poco: la popa del barco se separará.
  • Seguir haciendo cabeza sobre el spring, hasta que el barco alcance el ángulo necesario para salir del muelle marcha atrás.
  • Dar marcha atrás, enderezar la caña y quitar el spring.
  • Esta maniobra puede utilizarse independientemente del viento.

Veleros:

IMPORTANTE: La dirección de la que sople el viento será fundamental a la hora de determinar la maniobra a llevar a cabo.

  1. 1. El viento sopla del muelle:
  • Lo primero es separarse del muelle y preparar una defensa para la popa, ya que se corre el riesgo de tocar el muelle.
  • Después se iza la mayor, siempre y cuando el viento no venga de popa, en cuyo caso nunca se debe izar la mayor en el muelle. 

 

  1. 2. El viento sopla paralelo al muelle:
  • En caso de que el barco esté libre por la proa, podremos izar el foque y separarnos poco a poco del muelle. 
  • Si no es posible, se gira el barco con la ayuda de las amarras, excepto el spring de popa, que deberá pasarse por la guía de popa. Se colocará una defensa en la popa para que no roce contra el muelle. El barco retrocederá con la ayuda del viento, de forma que se tensará el spring y el barco pivoteará alrededor del espejo de popa. Se alzará el foque y cuando el ángulo con el muelle sea suficiente y sople el viento, se caza la mayor y se pasará el foque a sotavento, de forma que el barco arrancará y se podrá soltar el spring. 

 

  1. 3. El viento sopla hacia el muelle:

 

  • En esta situación no se puede desatracar directamente a vela.

 

  • Con un muelle enfrente, no muy separado, se puede llevar un amarre y acercar el barco a ese muelle. De esta forma habrá otro punto desde el cual el viento soplará de diferente forma.

 

  • Halar del cabo del ancla e izar las velas una vez separados del muelle.

Zarpar estando fondeados

Un barco está fondeado cuando está sujeto por un cabo de fondeo seguro. En el caso de las embarcaciones a motor, para zarpar se tendrá que levar el ancla y recoger los cabos que cuelguen de la cubierta.

En veleros es más complejo:

  • Cobrar un poco del cabo de fondeo para economizar fuerzas.
  • Izar las velas.
  • Levar el ancla: que se levantará en parte gracias a la inercia del barco, lo que provocará el parón de éste.
  • En caso de que se desee tomar una dirección en particular, esquivar posibles obstáculos u otros barcos, se izará una vela de proa, que se acuartelará del lado contrario al que se desee ir.
  • Cuidado con las rachas de viento que pueden llevar el barco hacia el lado no deseado.

Evite accidentes al llenar de combustible su embarcación

jueves, julio 7th, 2011

Al llenar el depósito de combustible de su embarcación pueden ocurrir  en raras ocasiones accidentes. Algunos muy graves con resultados de destrucción completa del barco, otros sólo molestos al confundirse en ocasiones el tapón del combustible con el tapón del agua de aspecto casi idéntico.

Por descontado que al igual que en las gasolineras de los carros, debemos repostar con el motor apagado y mejor aún, con el suiche de baterías en posición OFF, lo cual asegura que ningún aparato eléctrico esté bajo tensión y por tanto no exista posibilidad de chispazo eléctrico.

Que nadie esté fumando en los alrededores. En todo caso siempre debemos tener localizado el extintor de seguridad que lógicamente debe estar con sus revisiones al día.

En ocasiones ocurren descuidos como llenar el tanque de agua con gasolina o meter diesel por gasolina, o por el contrario meter agua en el depósito de combustible. La confusión proviene del parecido de las dos tomas que, en muchos casos, sólo se diferencian en el nombre marcado en la boca de llenado.

Incluso gente inexperta ha llegado a meter la manguera de la gasolinera en un tubo de desagüe. El combustible va a parar a la sentina y si esta se llena de gasolina… Cuidado con la bomba de sentina pues esta genera pequeñas chipas en el rotor y no es adecuada para bombear gasolina hacia fuera y desde la sentina.

Si por error echara gasolina en el depósito de agua, no le queda más remedio que vaciar todo el depósito en varios bidones pero sin utilizar la bomba eléctrica del circuito de presurización y dejar que ésta decante en los bidones antes de retirarlos en una estación de servicio. Deje decantar la mezcla y como el agua se va al fondo porque pesa más que la gasolina, ésta saldrá antes. Tape los respiraderos del depósito y meta aire a presión para impulsar todo su contenido a través de un tubo inferior de salida del depósito. Al principio saldrá todo el agua y luego la gasolina. Una vez vacío tendrá que limpiar el depósito con detergente y luego enjuagarlo varias veces antes de poder volver a utilizarlo.

Cuando llene el depósito tenga cuidado con los chispazos producidos por la corriente estática. A veces la ropa está cargada y puede provocar algún peligro. Toque una zona de metal para descargarse de una posible carga estática y antes de echar gasolina comprueba que la parte metálica de la manguera ha tocado la parte metálica de la toma de gasolina para pasar a “tierra” cualquier carga estática que pudiese quedar. Esté pendiente del rebosadero, pues es fácil perder un buen chorro de combustible por éste cuando el tanque queda lleno. Al final vaya despacio, pues además de ser anti ecológico tirar combustible al mar, dejará todo resbaloso y sucio.

 

 

 

Antes de encender el motor, ventile el compartimento del motor o la sala de máquinas y si huele a gasolina fuerce la ventilación hasta que se hayan ido todos los vapores peligrosos. Si el motor está muy caliente porque acaba de meterle una buena paliza justo antes de recargar combustible, tenga especial cuidado con este tema pues con el calor del motor, el combustible se evapora generando los peligrosos y explosivos vapores. Es buena idea dejar enfriar el motor y salir despacio sin meter fuertes acelerones cerca del pantalán.

La necesaria bomba de achique

jueves, julio 7th, 2011

bomba-de-achique-1Desde que existen las embarcaciones existe la necesidad de achicar agua de ellas. Hay muchas formas diferentes de que entre agua a bordo: la lluvia, un golpe de mar, una escotilla en mal estado (o abierta), una vía de agua… eso sin contar con los imprevistos y averías que pueden darse en alta mar. Cualquier barco, sean como sean sus características, debe contar al menos con una bomba de achique.

Las características y cantidades de bombas de achique dependerán de cada embarcación en particular y, sobre todo, del tipo de navegación que realice. Al respecto se recomienda lo siguiente:

Zonas de navegación 1, 2 y 3

– 1 bomba accionada por el motor principal o por otro elemento eléctrico.

– 1 bomba de accionamiento manual.

– 2 baldes para el achique.

Zonas de navegación 4, 5 y 6

– 1 bomba de accionamiento manual.

– 1 balde para el achique.

Zona de navegación 7

– 1 bomba de accionamiento manual.

Además, habrá que tener en cuenta las indicaciones dadas por el fabricante al respecto, según las condiciones de mar y viento para las que esté planteada la embarcación.

bomba-de-achique-2Colocación

Cuando entra agua en el barco, ésta se dirige siempre al punto más bajo, es decir, la sentina; es ahí donde deberemos poner los medios para que el problema no llegue a mayores.

Es importante colocar el interruptor para el encendido de las bombonas en un lugar de fácil y claro acceso (que además, siempre conviene tener bien señalado).

En las embarcaciones más grandes y pesadas se debe buscar un lugar estratégico para recibir la energía suficiente para moverse y cumplir así de manera adecuada la función de achique.

Tipos de bombas

En el mercado existen suficientes modelos de bombas de achique como para encontrar el que necesitamos, tanto en cuanto a tamaño como en caudal, funcionamiento, etc.

En el caso de las bombas eléctricas, tanto el tamaño como la potencia estarán en función de las dimensiones del motor en concreto.

Para las bombas manuales el caudal a extraer en cada ciclo vendrá marcado por su volumen interior y por su membrana.

El punto clave a tener en cuenta es la cantidad total de agua que puede llegar a evacuar por minuto. Para una embarcación de pequeño tamaño podremos optar por bombas eléctricas de reducidas dimensiones (se recomienda la colocación de dos bombas, una en el centro del barco y otra en la popa). Conviene saber que existen modelos desmontables, que permiten quitarlas para limpiar cualquier posible resto que siempre suele acumularse por la zona.

Según aumenta la eslora y el tonelaje de la embarcación, también deberá aumentar la capacidad de la bomba de achique, lo que supone un mayor consumo eléctrico, mayor diámetro de los tubos, mayores pasacascos, más volumen y más peso. Se necesitan, por tanto, bombas potentes de gran caudal, con hélices potentes que no se rompan con facilidad y que se ceben automáticamente.

Existen también bombas movidas por el motor de explosión del barco, por ejes, por correas de caucho, con embragues eléctricos, mecánicos o manuales.

bomba-de-achique-4Bomba del motor

Cada vez es más común el uso de la bomba de agua del motor como bomba de achique. Se trata de una bomba de gran caudal que absorbe agua del mar para refrigerar el motor y, tras cubrir todo el circuito, la expulsa.

Sólo hay que cambiar la toma donde se conecta el tubo de entrada de agua por otra de las dos entradas: una será para tomar agua y otra para hacer llegar un tubo que proceda de la sentina, con una rejilla a tipo de tamiz. Además habrá que colocar una llave que nos permita seleccionar una u otra entrada, de tal manera que la bomba cumpla las dos funciones: tomar agua del mar para refrigerar el motor o de la sentina para expulsarla fuera del barco.

Cuando utilicemos la bomba para achicar, hay que tener en cuenta que el motor deberá seguir funcionando y, cuanto más subamos las revoluciones, mayor será el caudal achicado. Hay que vigilar, asimismo, que cuando la sentina se quede sin agua la bomba deje de funcionar, puesto que de no ser así,  corremos el riesgo de que el motor se recaliente.

Este tipo de bomba de achique es la exigida para la navegación en las zonas 1, 2 y 3.

Bombas manuales

Más comunes en las embarcaciones a vela y menos en las de motor (donde la disponibilidad de electricidad a bordo de manera constante hace que las bombas eléctricas sean eficaces en todo momento). Los barcos a vela suelen tener un mayor movimiento y escoran más, lo que convierte a la bomba manual en un elemento básico y que se utiliza con cierta regularidad.

Estas bombas manuales suelen colocarse en el exterior, cerca del timón. Los bombeos se realizan de manera manual, por lo que la pericia en el cálculo dependerá de cada usuario. En este sentido, conviene tener en cuenta que una bomba manual de tamaño medio evacua una media de 40 litros por minutos.

Por supuesto, llevar a bordo una bomba manual es siempre una buena idea, sea cual sea nuestra embarcación, puesto que nunca sabemos si necesitaremos echar mano a ella aunque sea como último recurso…

Hélices y turbinas

Las hélices de las bombas sumergibles y las turbinas de las bombas en seco son piezas clave del funcionamiento. Deben estar siempre libres de suciedad, virutas o cualquier tipo de elemento extraño que pueda dañarlas. El combustible puede ser igualmente malo, puesto que daña las gomas y el caucho.

La revisión de estas partes debe formar parte del mantenimiento periódico de la embarcación. Para combustibles o aguas sucias, se utilizan bombas con hélices metálicas, que son capaces de absorber y expulsar casi de todo.

bomba-de-achique-3Tubos

Son los encargados de llevar el agua fuera del casco, a través de los pasacascos, a suficiente altura sobre la línea de flotación de modo que, aunque el barco se hunda por el agua interior, se pueda seguir expulsando el agua sin problemas.

Las bombas del motor tienen tubos para aspirar el agua de la sentina, que deberán tener refuerzo o alma dura para que no se aplasten al absorber la bomba y crear depresión. Sin embargo, el tubo de salida no precisa de esta propiedad ya que, al expulsar el agua, en él no se genera depresión (aunque nunca estará de más que sea fuerte y de calidad).

Cuando se instale la bomba hay que poner especial cuidado en la colocación de los tubos, que nunca deberán quedar pisados o presionados por algún objeto que les corte el paso (de suceder esto, toda la instalación fallaría).

Los tubos tampoco podrán estar libres ni rozar entre sí dentro de la cámara de motores o bajo un suelo, ya que estos roces pueden llegar a dañarlos.

Interruptores automáticos

Las bombas eléctricas deben contar siempre con un interruptor situado en una zona de cómodo y fácil acceso.

Además, nos ofrecen la posibilidad de instalar un testigo luminoso que nos indicará si se encuentra o no trabajando y un fusible, para casos de posible sobrecarga o cortocircuito.

Existen también interruptores automáticos que, mediante un flotador y un conector ponen la bomba de achique en funcionamiento en el momento en que sube el nivel de agua, aunque esta subida sea mínima. Esto es muy útil si vamos a dejar el barco solo durante mucho tiempo, pero debemos tener presente que expulsará cualquier líquido que se encuentre en la sentina (incluso el gasoil).

Otro punto negativo de estos interruptores es que, al expulsar el agua de manera automática, lo más seguro es que no seamos capaces de averiguar si existe o no alguna pequeña vía de agua, a menos que seamos capaces de escucharla y controlarla con los motores en marcha. De ahí que este tipo de interruptores se conecten fuera de puerto, para evitar vertidos contaminantes en las costas.

Consejos prácticos

– Compruebe el funcionamiento de manera periódica, aunque sólo sea encendiendo y apagando.

– Lleve a bordo siempre una bomba de repuesto.

– Siempre es recomendable que la bomba sea desmontable: para quitarla fácilmentey limpiar la zona, evitando que la suciedad acumulada pueda provocar daños, en caso de que sufra una avería en plena navegación, podremos cambiarla por la de repuesto sin problemas.

– Nunca está de más que llevemos una bomba de achique en seco, a poder ser con un tubo largo y un filtro en el extremo, para poder achicar agua de cualquier parte del barco.

– Las bombas de achique eléctricas funcionan gracias a la electricidad que les proporcionan las baterías. Muchos tienden a colocar estas pesadas baterías en la parte baja de la embarcación, lo cual tiene su lógica, sin embargo, si sufrimos una vía de agua las baterías pronto quedarán inutilizadas y nos veremos en un buen problema. Conviene por tanto que las situemos lo suficientemente elevadas para garantizar que proporcionan electricidad a las bombas de achique aunque la sentina se inunde.

– Mantenga correctamente engrasadas todas las válvulas, para que giren correctamente.