El acceso a la embarcación, ya sea desde el puerto, desde el muelle o desde un auxiliar que se encuentra a flote, debe resultar cómodo y seguro.
Aunque se trate de una lancha de relativamente poca eslora, el acceso deberá estar pensado y ser sencillo, puesto que siempre existe el riesgo de que alguien se caiga al agua.
La puerta de acceso al barco limita el perímetro desde el interior por motivos de seguridad, y desde fuera cierra y delimita nuestro territorio que deberá ser respetado al igual que cuando cerramos la puerta de la casa.
Por lo tanto, se le definen dos funciones: desde fuera deberá cerrar el barco a cualquier intruso y desde dentro deberá cerrar la cubierta, bañera o el pasillo lateral para que, cuando estemos navegando, nadie caiga al agua.
El problema es que no estamos ante una puerta blindada, basta con saltar por encima para superarla y acceder a bordo, de ahí que muchos no la respeten como tal (en este caso se cuenta con la vigilancia y la seguridad de la marina)
Características ideales del acceso
Funcionalidad: la entrada al barco debe resultar fácil para todos tripulantes y desde todos los puntos. No siempre se entra a la embarcación desde un cómodo puerto, por lo que la entrada deberá ser igualmente fácil cuando tengamos que hacerlo desde un muelle flotante que se mueve o desde un dingui estando mar adentro. Tomar en cuenta que entre la tripulación puede haber un niño o un anciano.
Integración: la puerta debe quedar perfectamente integrada en el barco, tanto en diseño como en materiales de construcción.
Forma y presencia: Deberá tener la suficiente entidad para que se entienda que es el acceso al barco y que cuando se encuentra cerrada debe ser respetada.
Seguridad: Los accesos a las embarcaciones deportivas resultan fáciles de abrir desde fuera (o de saltar), por ello, tal como dijimos antes: vigilancia y seguridad de la marina.
Sin embargo, el cierre sí es fundamental desde dentro. Si una puerta no cierra con seguridad, se abre fácilmente o no cierra bien es un peligro constante a bordo. Cualquier tripulante descuidado si busca un punto firme de apoyo, puede terminar en el agua. Un susto que en ocasiones puede convertirse en un grave accidente.
En este sentido, las puertas de la gran mayoría de los accesos a bordo abren siempre hacia dentro del barco. En cuanto al cierre, puede ser de forma doble: por dentro y por fuera.
Acceso por las bandas
Si un barco tiene acceso por lo menos por una de las bandas, implica que la barandilla se interrumpe y permite el paso. Por supuesto, después podrá cerrarse y al hacerlo deberá notarse lo menos posible que existe esta puerta, tanto por la estética del barco como por la seguridad de todos los que se encuentran a bordo.
Para que quede bien integrado, el acceso deberá estar realizado en el mismo material que la barandilla y deberá seguir su diseño, tratando de que las bisagras queden disimuladas, y que no supongan peligro por corte o enganche.
Deberá contar con un sistema que garantice quedar perfectamente cerrado durante la navegación. La puerta debe poder abrirse al menos 90 grados, aunque es recomendable que pueda ser abatida totalmente contra la parte fija y preferiblemente hacia el interior. Además, al abrirse por completo deberá quedar fija para que no resulte un estorbo al meter carga.
Acceso por popa
Este acceso deberá tener un camino libre y fácil. A veces en la popa hay un auxiliar, o una ducha para quitar el agua salada al subir a bordo… elementos que hacen más difícil el acceso. Sin embargo, nada debería impedir el acceso al barco, teniendo en cuenta que en ocasiones hay que subir cargados, que el mar puede estar movido o que subirán personas que no estén habituadas a moverse en una embarcación.
La forma de la popa, su altura, los posibles “estorbos” y el espacio que dejen disponible es lo que marcará el tamaño y la altura del acceso.
Las plataformas de popa provocan que no se pueda acercar la popa al muelle para subir o bajar a bordo con un simple salto. El acceso a bordo queda más lejos de tierra firme. Para solucionar esto se han desarrollado las pasarelas.
Desde un simple tablón con antideslizante o unas tablillas que después puedan recogerse fácilmente a bordo, hasta pasarelas telescópicas o hidráulicas, fijas, que pueden ser activadas desde un mando a distancia. Eso sin contar con los diferentes tamaños y sistemas de acceso: con pasamanos de cabo, de tubo, con suelo de teca, con estructura de aluminio…
Sea como sea, deberá resultar lo suficientemente ancha, cómoda y segura para garantizar la entrada de todo tipo de tripulantes. Por supuesto deberá estar totalmente libre de obstáculos y deberá anclarse en el acceso a bordo, quedando a su mismo nivel para evitar tropiezos. Conviene que sea regulable en altura, para poder adaptarla a la altura del muelle.
Es importante el sistema de elevado para cuando se abandone el puerto. Puede ser de plegado o telescópico, que permita ocultar la mayor parte de la pasarela y que quede guardada de forma tal que no estorbe la navegación.
Para recordar
- Las puertas de acceso a la embarcación siempre deben permanecer cerradas.
- Una alfombrilla colocada en el acceso evitará la excesiva suciedad a bordo.
- Use materiales antideslizantes para el suelo.
- Todas las puertas de acceso deberán ser lo suficientemente amplias para favorecer la entrada con materiales voluminosos.
- Una vez abierta, la puerta no debe interrumpir el paso.