Sobrevivir en una balsa salvavidas

El abandono de la embarcación es siempre la última de las opciones a la hora de una emergencia en aguas abiertas. Mientras exista una mínima esperanza de que el barco pueda seguir a flote, no tomar esta opción que resultará, como mínimo, difícil y arriesgada; ya que deberá realizarse en condiciones de peligro como las que provocan el hundimiento.

 

Sin embargo, al agotarse el resto de las posibilidades, hay que mantener la calma y actuar con la mayor frialdad posible. Llevar puesto el chaleco salvavidas, que permitirá mantenerse a flote independientemente del  agotamiento físico. El chaleco es el elemento básico, pero si hay tiempo y equipo para ello, convendrá vestirse con ropa especial que permita mantener el calor corporal.

 

Pocas veces existe la opción de entrar al agua de manera gradual. Lo usual es saltar desde lo alto y, siendo así, lo más adecuado es hacerlo de pie, con las piernas y rodillas juntas, sujetando el chaleco con una mano y tapando la nariz con la otra.

 

Una vez en el agua, nadar hasta la balsa o  unirse al resto de los compañeros. Nadar lo mínimo posible, para minimizar la pérdida de calor. Adoptar la posición conocida como H.E.L.P. (Heat Escape Lessening Posture), que consiste en mantener las piernas ligeramente cruzadas, con una mano cubriendo la boca y la entrada del aire de la nariz, para protegerlas de las rociadas del mar. Ambos brazos deberán estar pegados a los costados. Si hay más náufragos, ponerse todos juntos puesto que flotar en grupo reduce la pérdida de calor corporal, al tiempo que sirve para aumentar las esperanzas de supervivencia al sentirse protegido.

 

Subir a la balsa no es fácil a causa del chaleco, oleaje,  nerviosismo… es  importante que la tripulación se mantenga unida y que se ayuden unos a otros en esta tarea.

 

Sobrevivir en el mar

 

Los minutos posteriores a la tensión vivida con el abandono del barco, requieren de un gran temple y solidaridad entre  los miembros de la tripulación.

 

Nada más subir a la balsa, revisar el material de supervivencia y alejarlo al máximo de la humedad. En una balsa equipada adecuadamente, se puede sobrevivir hasta 100 días a la deriva, tiempo más que suficiente para ser rescatado. Hay que mantener la calma.

 

La tarea más importante del que esté al mando es que no cunda el pánico y que se repartan las tareas, de forma que cada uno tenga claros sus deberes y funciones.

 

Hay que saber cómo manejar a los principales enemigos del náufrago: hipotermia, deshidratación, fatiga y sueño.

 

Hipotermia

 

Significa “baja temperatura”. El enfriamiento de la temperatura corporal por debajo de 37,5ºC. Existen diferentes razones que pueden provocarla:

 

  • Irradiación: transmisión de energía en forma de emisión de rayos infrarrojos hacia el entorno.

 

  • Conducción: transmisión de energía hacia los objetos en contacto.

 

  • Evaporación: el sudor o el agua sobre la piel consume energía del cuerpo al transformarse en vapor.

 

  • Convección: el aire que circula por fuera del cuerpo (viento), expulsa al aire caliente encerrado en los trajes. El cuerpo se enfría al tratar de recalentar constantemente esta capa periférica.

 

  • Pérdida de calor en el cuerpo: Hay zonas del cuerpo en que se nota el frío especialmente (manos y pies). Pero las zonas más importantes de pérdida de calor son las de mayor circulación sanguínea, que tienen menor protección muscular y/o adiposa.

 

  • La cabeza: mantenerla protegida con un gorro; de otra manera puede llegar a perder hasta un 50% de la producción de calor corporal. Otros sitios de pérdida de calor son: cuello, ingles, costados.

 

Síntomas de la hipotermia

 

  • Escalofrío: para evitar la pérdida de calor, el cuerpo hace vibrar los músculos. Esta reacción incontrolable se denomina escalofrío, que puede llegar hasta la contracción muscular en caso de que el frío persista.

 

  • Pérdida de destreza manual: significa que hay un grado avanzado de hipotermia.

 

Tratamiento de emergencia de la hipotermia

 

  • Si está en el agua, sacarlo lo antes posible, siempre de forma horizontal.

 

  • Que mantenga los pies en alto.

 

  • Que no se golpee.

 

  • Quitar la ropa mojada y cortarla con unas tijeras, en caso de que sea posible.

 

  • Secar a la persona sin frotar, presionando suavemente con papel de cocina o con una toalla.

 

  • Si está consciente y tiritando, hacerle entrar en calor a través de bolsas de agua caliente en el pecho y en el cuello.

 

  • Si está consciente pero no tirita, acostarla y protegerla  del viento.

 

  • Nunca dar alcohol porque puede hasta matar a una persona que sufre hipotermia al provocar dilatación de los vasos sanguíneos.

 

Datos importantes sobre deshidratación

 

  • Dos tercios del peso corporal corresponde a agua y la pérdida no compensada de líquido merma la capacidad para realizar cualquier tipo de ejercicio. La deshidratación conlleva cansancio muscular, que en muchas ocasiones puede ser causa de una lesión.

 

  • El porcentaje de disminución de la capacidad para realizar un trabajo es diez veces superior al porcentaje de la pérdida de agua en el total del peso corporal. Una persona que pierde una cantidad de agua igual a 1% de su peso, disminuirá su capacidad en un 10%.

 

  • Beber constantemente, aunque no se tenga sed. Tener en cuenta que cuando la sed aparece lo hace como un mecanismo de alerta del cuerpo, avisando que la deshidratación comenzó.

 

  • Si no se compensa una pérdida de líquido importante, disminuye el rendimiento y la resistencia, surgen calambres y, en casos más graves, aparece el temido “golpe de calor” que puede tener diferentes consecuencias. Además, dentro de la balsa, los mareos y vómitos pueden favorecer la deshidratación.

 

  • Idealmente beber solamente agua dulce. Nunca beber agua de mar. Las balsas salvavidas deben estar equipadas con suficiente agua dulce y, además, cuentan con bolsas capaces de retener agua de  lluvia.

 

  • Existen desalinizadoras manuales de emergencia que actúan por ósmosis inversa y que pueden eliminar más del 98% de la sal del agua de mar. Son una solución en estas situaciones.

 

  • Una opción extrema es pescar para “prensar” las capturas y beber el líquido que se desprenda de sus cuerpos.

 

  • Es importante beber en pequeñas cantidades, con sorbos cortos espaciados en el tiempo. La capacidad y rapidez de asimilación de líquidos por el cuerpo es limitada.

 

  • Una vez el agua en la boca, mantenerla durante todo el tiempo posible, para después tragarla.

 

Cansancio

 

Cada persona dispone de un nivel de resistencia particular y el cansancio físico irá apareciendo de manera paulatina en cada uno de los tripulantes. Y es que,  a pesar de que dentro de la balsa la capacidad de movimiento es limitada, el cuerpo se entumece y pasa las horas en posturas incómodas.

 

Resulta fundamental mantener una buena circulación de la sangre por todo el cuerpo. Hacer movimientos normales, cambiar la postura, tensionar y aflojar los músculos (en especial los hombros y asentaderas), abrir y cerrar los dedos de pies y manos, mover los brazos igual que en la acción de abrazar, fruncir el entrecejo y mover los músculos faciales. Una pequeña tabla de ejercicios, además de evitar el entumecimiento del cuerpo permite distraerse un rato.

 

Por otro lado está el cansancio psicológico. Puede aparecer un sentimiento de desesperación que resulta peligroso si no se maneja bien entre el resto de los tripulantes. La colaboración y apoyo de todos los presentes son el mejor antídoto.

 

Nerviosismo

 

Las largas horas encerrado, cansancio, incomodidades… en el reducido espacio de una balsa salvavidas puede llevar a una situación que, si no se controla, puede tener consecuencias nefastas. Al empezar el estrés (“ataque de nervios”), actuar de la siguiente forma:

 

  • Respirar suave y profundamente por la nariz.

 

  • Expirar a fondo, también suavemente.

 

  • Con los pulmones vacíos, contener la respiración antes de inspirar de nuevo.

 

  • Evitar la respiración rápida y no controlada que sólo genera más nerviosismo.

 

Estos ejercicios de respiración durante unos minutos, generará cierta tranquilidad para afrontar la situación con otro “ánimo”. Una vez más, el apoyo del resto del grupo resulta de vital importancia.

 

Mareo

 

La balsa salvavidas es un medio húmedo, desprende olor a plástico, sigue los movimientos del oleaje haciendo que los vaivenes sean constantes y rápidos. Es decir, es perfecta para que la gente se maree.

 

Lo normal es que la persona mareada vomite. Es importante que los compañeros presten atención a la intensidad y continuidad de los vómitos, puesto que, aunque en principio el mareo no es grave, los vómitos constantes pueden provocar deshidratación y favorecer la hipotermia.

 

Se aconseja ingerir pastillas del tipo Dramamine y adoptar una posición horizontal supina con la cabeza apoyada en los flotadores.

 

Cómo actuar

 

Es importante tener las ideas claras y saber cómo actuar. Los primeros instantes son claves para la futura supervivencia de toda la tripulación.

 

  • Situarse: con un GPS o una carta náutica, situarse en la zona, anotando la hora del naufragio junto con la posición, el estado del mar y la dirección y fuerza del viento.

 

  • Anotar la nueva posición: por la velocidad de deriva o por GPS. Esta anotación se hará cada X periodo de tiempo.

 

  • Radiobaliza: debe funcionar y estar correctamente amarrada a la balsa.

 

  • Cerrar las entradas de la balsa: Cada cierto tiempo abrirlas para renovar el aire, ante cualquier sospecha de pérdida de dióxido de carbono o presencia de dolores de cabeza.

 

  • Echar el ancla flotante de capa.

 

  • Evitar posturas que favorezcan el entumecimiento.

 

  • El material de rescate es limitado, no malgastar las bengalas ni los botes de humo.

 

  • Hacer guardias por turnos las 24 horas del día para cuando aparezca el rescate, poder realizar las adecuadas señales de alarma.

 

  • Evitar en lo posible que el suelo de la balsa esté mojado y/o húmedo. Secarlo siempre que se pueda.

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